Política
Podemos recela de Díaz y de Colau
Juan Subirats ayudará a Colau para desbordar a Podemos en Barcelona, y a Yolanda Díaz con el fin de encumbrarla en Madrid
La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, es una mujer vulgar, de baja preparación y alta impertinencia. Apenas se relaciona con Janet Sanz, su teniente de alcalde, y aspira a que Juan Subirats le ayude desde Madrid a desplazar la presencia podemita que la agobia.
El Partido Comunista, enmascarado tras Izquierda Unida, pretende también eclipsar en primer lugar a Podemos y, a continuación, desactivar a Pedro Sánchez. La fórmula para esta alta operación política se llama Yolanda Díaz, que esconde, pero solo a ráfagas, su militancia comunista, rinde pleitesía al Papa, se entiende con los empresarios, aviva a Comisiones Obreras y avanza viento en popa en todas las encuestas.
Juan Subirats juega en el Gobierno un papel al que nunca se aproximó ni de lejos el bueno de Castells. Subirats ayudará a su jefa Ada Colau a escabechar a Podemos en Barcelona y aquí en Madrid se dedicará a fortalecer la imagen política de Yolanda Díaz. Pedro Sánchez lo sabe, le aterra la maniobra, pero no encuentra la forma de combatirla. Estamos ante la única cuestión que le llevaría a convocar elecciones anticipadas. Al líder le desconsuelan los datos reales que le desliza su lacayo Tezanos, según los cuales la vicepresidenta avanza mientras el presidente retrocede.
Desde su bien meditada sombra, Pablo Iglesias, que es un político sagaz y un peso pesado de la coalición gubernamental, esconde sus cartas. Pedro Sánchez sabe que las tiene y que en cualquier momento podría jugarlas. No le resultará fácil. A Podemos no le conviene robustecer a Sánchez, pero mucho menos que Yolanda Díaz se encampane, sorpase la opción podemita y se consolide al frente de la extrema izquierda.
Refugiado en su crédito de hombre que domina las buenas formas, Juan Subirats se ha convertido ya en las esperanzas de unos y los recelos de otros. Las zahúrdas de Moncloa crepitan de temores e impaciencias, de desdenes y genuflexiones. Ni siquiera el resplandor del incendio consigue ocultar el progreso del Partido Popular de Casado ni la amenaza el 13-F de una volea de revés en la red de Castilla y León con grave descrédito para un Pedro Sánchez cada día más aturdido y desbordado.