Novak Djokovic

El Mandela antivacunas

Ocupar el primer puesto en el ranking de la ATP no te garantiza otra serie de capacidades, desde luego

Acabaron otras Navidades y aquí seguimos. El siete de enero, históricamente, es el día de sacudirse la ilusión infantil de la jornada anterior y de aceptar como adultos los retos y las cuestas tradicionales que se nos vienen encima. ¡Qué te voy a contar que no sepas!

Encima, sigue removiéndolo todo el coronavirus. En mi caso, el bicho trastocó los planes en el peor momento posible. He pasado días de más encerrada, he tomado las uvas a destiempo, a trompicones –y eso que las vi con Chicote y Pedroche, impecables– pero, de alguna manera, arranqué estos doce meses con el ánimo desacompasado, en un contexto melancólico.

De todo eso me deshago ahora mismo mientras te escribo, y me ayuda el viejo dicho de mi padre: «recuerda que los gitanos prefieren hijos con malos comienzos, para que luego se enderecen». Cuánta razón, papá… Acabaremos 2022 en lo más alto, vacunadísimos. No tengo duda de que éste será el año del final de la pandemia en su versión más temible pero claro, habrá que vivirlo primero, con paciencia, salud y confianza en los científicos. De entrada, muchos nos acabamos de desconfinar rebosantes de anticuerpos, con la pauta completa y pensando en ponernos la tercera dosis, para empezar a viajar con el pasaporte COVID todo lo que no hemos podido en estos dos últimos años.

Qué gran avance la vacuna, cuántas vidas ha salvado. Y qué contraproducente, por cierto, que existan deportistas de primer nivel, figuras ejemplares en la NBA o en otras disciplinas que se nieguen públicamente a vacunarse, o que tengan que pasar por el trance de Novak Djokovic en el Open de Australia, a la vista del mundo entero. Lo peor del asunto ya no es la postura críptica del propio tenista al respecto, sino la de su padre, que se atreve a comunicarnos al resto de la Humanidad que los problemas a los que se enfrenta su hijo para entrar en Australia representan «una lucha por un mundo libre». ¡Como si Novak fuera ahora el Mandela de los antivacunas! De momento, el caso Novak se ha convertido en un problema diplomático de primer nivel entre Serbia y nuestras Antípodas. Ocupar el primer puesto en el ranking de la ATP no te garantiza otra serie de capacidades, desde luego. Novak tuvo muchas veces enfrente, en la cancha, a nuestro compatriota Rafa Nadal, que ha creído oportuno comentar al respecto que las reglas están ahí para ser cumplidas. Ambos han jugado en 58 ocasiones, con 30 victorias para Djokovic y 28 para Nadal. Pero fuera de las canchas, Rafa gana siempre el partido de la elegancia y el sentido común.

Lo dejo aquí. Otro día, si quieres, hablamos de los políticos tipo Garzón. De esos que tienen que decir barbaridades para salir en las noticias, como en la serie “Vota Juan”.