Política

Esta vez sí, ¡todo va revuelto!

«Díaz quiere la medalla de la reforma laboral y molesta al PSOE. Mañueco podría arrasar, pero Abascal lo impedirá»

Xerardiño Aldemunde es el personaje fugaz que aparece en «Madera de Boj», la gran novela de Camilo José Cela, antes de que el narrador innominado del relato, pregunte por primera vez: «¿esto va demasiado revuelto?». Pedro Sánchez necesita aprobar la reforma laboral para recibir más fondos de Europa. La «vice» Yolanda Díaz, que se recupera de un Ómicron leve, quiere esa medalla. Los «indepes» de ERC dicen, ahora, que no cuenten con ellos. Arrimadas, al borde del colapso de Ciudadanos, se ofrece, pero sus votos no bastan y Díaz tampoco los quiere. El PSOE teme desangrarse en las elecciones de Castilla-León. Mañueco, presidente de la Comunidad, puede conseguir la mayoría absoluta para el PP pero es improbable. La derecha unida arrasaría. Abascal y los suyos lo impedirán. El presidente confía en ellos para mantener el alquiler de la Moncloa. El paso atrás de Pablo Iglesias dio cierto aire a Unidas Podemos. La Evita Perón gallega, era la novedad, pero todo tiene un tiempo. Contemplará lo más lejos posible la campaña de Castilla-León y evitar que un batacazo le perjudique. Intenta que el PNV facilite la reforma laboral, pero en el Gobierno incomoda su protagonismo. La «vice» primera, Nadia Calviño, fue la verdadera ganadora de una reforma que no gusta a casi nadie, pero que muchos intentan que no naufrague. Juan Manuel Moreno, presidente andaluz del PP, anuncia elecciones si Vox bloquea los Presupuestos. Esperará hasta las urnas de Castilla-León, poco más. Moreno pide que antes de los comicios andaluces Garzón vuelva a hablar en The Guardian. La primavera puede complicarse para Sánchez, «¡o no!, que diría Rajoy. Calviño aboga por la política de dinero a espuertas y casi gratis en Europa. Depende del BCE de Lagarde, más débil que en época de Draghi, y de Alemania. La inflación es la clave. El canciller Scholz –entre más o menos socialdemócratas– se lo explicó a Sánchez en la Moncloa en tiempos de Ómicron. Luego, el presidente dio la versión que quiso. Xerardiño Aldemunde solo aparece una vez en la novela de Cela, pero el narrador insiste en su matraca.

«–Esto no va más que algo revuelto»

«–¿Como la vida misma?»

«–Sí, pero esto procuro no decirlo»