Política
Y Pedro y Yolanda se hicieron novios
Las elecciones en Castilla y León, como tantas, han cambiado casi todo
Molly Bloom lo cuenta en la última página del Ulises de James Joyce, que celebra el centenario de su publicación: «y yo pensé –fantasea en su monólogo interior de madrugada la mujer adúltera de Leopold Bloom, protagonista de la novela y trasunto de raíz jesuítica del autor– bueno tanto da él como cualquier otro y después le pedí con los ojos que me lo preguntara otra vez y después él me preguntó si yo quería sí para que dijera sí» (sin puntuación en el original inglés y en la traducción de J. Salas Subirat). Pedro Sánchez y Yolanda Díaz, que no está claro si han recorrido, aunque sea en diagonal y por curiosidad, las páginas de Ulises son una especie –después de salvar todas las distancias y los equívocos– de Leopold y Molly Bloom siglo XXI, con su peripecia itinerante no ya por el Dublín del río Liffey –mitificado en Finnegan’s Wake, la obra imposible y por eso adictiva de Joyce–, ni por el Manzanares madrileño, sino por la geografía política y física de España, que explicaría lo ocurrido en Castilla y León, en donde no hay ganadores, ni tan siquiera Vox, el partido sin programa y sin tantas otras cosas, aunque con un ideólogo quizá llamado Méndez, que no es pariente de Rocío Monasterio, la líder madrileña de la formación, casada con el número dos del tinglado, Iván Espinosa de los Monteros, un liberal radical en una opción política con votantes nostálgicos –incluso los más jóvenes– de una cierta querencia autárquica.
Las elecciones en Castilla y León, como tantas, han cambiado casi todo. Pedro Sánchez, resistente y superviviente, las caza al vuelo y, por eso, más allá de que ajuste cuentas con los recambios del gurú Redondo, prepara el futuro. Es pronto, pero las improvisaciones mejores son las que están preparadas. El PSOE tiene tradición en integrar –absorber– a los más listos de su izquierda, sobre todo cuando están en caída libre, como Unidas Podemos. Está en fase embrionaria, pero en Moncloa han barajado la posibilidad de una candidatura electoral encabezada por Sánchez con Yolanda Díaz de número dos. Cosas más extrañas se han visto. «Y después él me preguntó si yo quería sí para que dijera sí» se autojustificaba en su sueño Molly Bloom, que concluía con un «y sí yo dije sí». Y Pedro y Yolanda se hicieron novios.
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