Partido Popular

Quien con niños se acuesta…

A este paso, la mañana después de las generales nos levantaremos meados de pies a cabeza

El Senado romano se creó como contrapeso a las decisiones de la Asamblea. El primero estaba formado por antiguos magistrados, gente con auctoritas, mientras que la segunda la componían los cónsules más jóvenes de la República. Legislaban las mentes más ágiles de entre los mejores y refrendaban las más veteranas, que se las sabían todas, eran ponderados hasta el paroxismo y carecían de aspiración alguna porque lo habían sido todo. Hubo un tiempo en España, tal que la Transición, el felipismo y el aznarismo, en el que a la política llegaban ilustres veteranos –que no viejos– tras una trayectoria de excelencia. El de Rajoy fue el último Gobierno de los mejores con un registrador, el propio presidente, dos abogadas del Estado, tres técnicos comerciales del Estado, un embajador, un fiscal y un catedrático de Hacienda, entre otros. Nada que ver con el actual, en el que figuran un presidente que robó su tesis, una cajera elevada a ministra sin solución de continuidad, una borrokilla sin apenas currículum y un ministro de Cultura inculto que inició dos carreras y no terminó ninguna. En este PP el nivel es notablemente mejor como, por cierto, fue tradición durante el bipartidismo. Y son muy jóvenes lo cual no es necesariamente sinónimo de tontuna, eso normalmente va en el ADN, aunque estadísticamente sí de pardillez. Cualquiera concluiría que lo que está sucediendo en Génova 13, con una guerra fratricida que tiene pinta de acabar con los dos contendientes liquidados, lo ideó un Maquiavelo de primera división a sueldo de Sánchez o un guionista de Hollywood modelo Tarantino. Liar la que han liado Casado y Ayuso es del género más Abundio que pueda haber. Antes de Navidad sinteticé la crisis orgánica de Génova 13 en dos palabras, «son gilipollas», y desgraciadamente no me equivoqué. Esta estúpida batalla sólo podía terminar muy mal o peor. Los Torrentes de Nuevas Generaciones del uno y la cagadita o minicagadita por hermano interpuesto de la otra no liquidarán el partido, el PP es mucho PP, pero lo van a dejar hecho unos zorros. Eso sí: con la inquietante posibilidad de un sorpasso por parte de Vox que, a mi juicio, sí representaría la demolición definitiva del gran edificio que ha acogido en los últimos 40 años a la mayoría natural de este país. Ambos, con Egea desempeñando magníficamente el rol de Jaimito, son un par de irresponsables. Una cosa es la legítima ambición de cada uno y otra bien distinta los celos patológicos que están exhibiendo en esta pelea más propia de adolescentes malcriados que de adultos responsables. Y eso que hablamos del mejor orador del Congreso, de un tipo capacitado para ser un excepcional presidente, desde luego infinitamente mejor que el sátrapa Sánchez, y de la mejor gobernante de Europa en estos tiempos de inquietante pandemia. Alguien les debería haber avisado que el partido está por encima de ellos, que con las cosas de comer no se juega, que ir de kamikaze te garantiza la muerte del enemigo, sí, pero también la tuya propia, además de dejar el portaaviones partido por la mitad con el inevitable riesgo de hundimiento. Los votantes no les perdonarán jamás la orfandad a la que les van a dejar sometidos en la coyuntura más crítica de nuestra historia con el primer ministro arrasando la economía, balcanizando España y arrodillándose ante los machacas de Maduro, ETA y los golpistas. Qué irresponsabilidad, qué inmadurez, qué egoísmo. Como personajes son dos gigantes, como personas unos insensatos infantiloides. A este paso, la mañana después de las generales nos levantaremos meados de pies a cabeza. Quien con niños se acuesta…