Cuartel emocional

El mar

Recuerdo que, cuando era pequeña, las noticias de naufragios eran bastante frecuentes. También vivía en una región pesquera por excelencia y con temporales de una gran agresividad. No sé si ahora los sistemas de navegación han mejorado, que seguro que es así, pero por fortuna este tipo de siniestros no se dan con la asiduidad de antes. A pesar de todo en estos días todos nos hemos afligido ante el hundimiento de un pesquero de Marín en aguas de Terranova, con veinte muertos y tres supervivientes en estado de shock. Y es que el mar, que da mucha felicidad cuando quiere, también trae desgracia, amargura y destrucción de vidas y de familias. A la mar no se le puede perder el respeto, no se le puede perder la cara, como a los toros. Viví muchas aventuras cruzando el Atlántico, en el Mar del Norte o atravesando el Cabo de Buena Esperanza. Ahora lo veo en la lejanía como vivencias juveniles de los dieciocho años, en que poco a poco se iba forjando el carácter de una futura adulta a base de temporales de fuerza once, aunque sin percibir el peligro de un cascarón de nuez en medio de enormes olas. Descansen en paz los que se mecieron en aguas canadienses para dejarse llevar amarrados al tridente de Neptuno.

Y hoy, que me siento afligida por esta tragedia del barco pesquero, no me pidan que hable de la facción acomplejada del PP que se deja aplastar por la estúpida y cínica izquierda sobre sus pactos con otros partidos para gobernar. Siempre habla quien debe estar más callado. Y no me voy a repetir acerca los acuerdos de Sánchez con los filo terroristas y los separatistas para seguir gobernando. Me pregunto por qué la ultraizquierda no les da vergüenza a quienes pretenden ser socialdemócratas, como a los actuales socialistas, cada vez más viajeros hacia el centro, que es lo que da votos, y los liberal/conservadores sí tienen pudor ante pactos con una derecha un poco más rancia aunque razonable. Lo peor en la vida son los complejos adosados eternamente a la chepa. Fijémonos en el ex juez Marlaska, que nos repugna a todos viendo que a las negociaciones por los presos de ETA las denomina o las enmarca dentro de lo que califica como relaciones institucionales. Da mucho asco, como vergüenza da también la pensión que la Infanta Cristina todavía pasa a Urdangarín, ese que le quebró la vida a base de estafas y de cuernos. Dicen que es posible una futura reconciliación. No es tolerable ni asumible, y lo digo desde el respeto que me inspira una hija, hermana y nieta de Reyes.

Tampoco quisiera hablar de la guerra civil en el PP, pero es inevitable. Hasta el momento solo ha rodado una cabeza, la de un pringao llamado Carromero, mano derecha de Almeida, que ha sido el cabeza de turco –el único por ahora-, que encargó a los detectives del Grupo Mira espiar e investigar a la bella Isabel, trabajo que declinaron por ilegal. Si desde el propio partido quieren tumbar a la única persona que nos puede librar del sanchismo, apaga y vámonos. Ya pueden poner el cartel de “liquidación por derribo”, porque se va al garete y con él todos los españoles que quieren un país liberado de las Monteros y de las Díaz.

CODA. No sé si será cierto, pero alguien me sopla a las trompas de Eustaquio que un grupo de conocidos empresarios trasladó ayer a M.A.R -jefe de gabinete de Ayuso- una oferta para financiar “con el dinero que haga falta” el asalto al liderazgo del PP por parte de Ayuso y acabar con la peste de Casado y Egea. Estoy dispuesta a colaborar dentro de mi modestia. Soy de la teoría de que todo suma.