Política

Sánchez, Von Clausewitz, Esopo y la fábula con el ratón

Sánchez ha prometido menos impuestos para que la energía sea más barata, pero lo que le preocupa de verdad es otra victoria, aunque todavía no sea ya última, la decisiva

Carl von Clausewitz, el militar prusiano, autor del célebre tratado «De la guerra», en ¡ocho volúmenes!, como tantos otros, más citado que leído, decía que «sólo hay una victoria decisiva, la última». Pedro Sánchez, lo haya leído o no –es probable que su ex-gurú Iván Redondo conozca la cita–, aplica esa doctrina con tanto entusiasmo como constancia. Él, mejor que nadie, sabe cómo de esa manera alcanzó el poder absoluto en el PSOE y luego defenestró a Rajoy para llegar a la Moncloa y hacerse fuerte allí. Por eso es consciente de que un día alguien le derrotará en su última batalla, pero intenta que ese momento esté lejos todavía.

El inquilino de la Moncloa ha tropezado con una guerra que nadie esperaba, pero que también –aunque sea paradójico– le da un balón de oxígeno y le permite ganar tiempo, al margen de que el conflicto de Putin sea trágico para los ucranianos y que, a medio plazo, aboque a España a otra crisis económica, esta vez con estanflación, es decir, inflación y estancamiento económico, el escenario más temido por expertos y políticos. Sánchez, no obstante, todo un alquimista político de lo inmediato, intenta apagar el incendio –quejas populares incluidas– de las enormes subidas de precios de la energía, desde los carburantes a la luz. El domingo se comprometió, con los presidentes de las Comunidades Autónomas, si es que su palabra tiene valor, a una reducción de los impuestos que soporta la energía en España para que los precios no se disparen más e incluso puedan bajar algo. Hoy, el Consejo de Ministros, deberá aprobar un plan que contemple esas medidas. El problema es que suponen una caída de ingresos públicos notable, algo que aumentará el déficit. Para compensar, existe la posibilidad, expuesta por muchos expertos –excepto los de la ministra María Jesús Montero– de reducir gastos. Es posible, como detallan los informes del Instituto de Estudios Económicos y del Circulo de Empresarios, pero esa opción no la contempla el Gobierno. Ahí están los 21.000 millones que tendrá a su disposición la ministra Irene Montero para el Plan Estratégico de Igualdad, aunque parte del dinero sea para cuestiones asistenciales. Esopo, en la fábula del parto de los montes, que alumbraron un ratón, advierte que quiénes más se jactan de algo menos hacen. El Gobierno tiene hoy la palabra. Sánchez ha prometido menos impuestos para que la energía –luz, gas, carburantes– sea más barata, pero lo que le preocupa de verdad es otra victoria, aunque todavía no sea ya última, la decisiva, como diría Clausewitz.