Política

Entre Sánchez y Abascal

La gran operación de Feijóo, situado estratégicamente en el centro, entre Sánchez y Abascal, consiste en reagrupar al centro-derecha, ensanchando al máximo el espacio

Hay razones poderosas para no esperar grandes acuerdos en política general entre el presidente Sánchez y el nuevo jefe de la oposición, que ayer se vieron civilizadamente, como mandan los cánones y la buena educación. Hay un cambio de estilo, menos arriscado, entre ellos, gracias a la forma de ser y la experiencia gallega de Alberto Núñez Feijóo. No es poco. También es posible que podamos asistir a la recuperación de un cierto consenso entre populares y socialistas en los grandes asuntos de Estado –defensa de la Monarquía, independencia del Poder Judicial y política exterior y de defensa–, que había sido quebrantado últimamente por el sanchismo (ahí está su carta sobre el Sáhara al rey de Marruecos sin encomendarse a Dios ni al diablo) y sus compromisos de Gobierno. La renovación del Poder Judicial será el primer fruto visible de este entendimiento de fondo.

Hasta ahí se puede llegar si los socios de este Gobierno, los de dentro y los de fuera, no se empeñan en impedirlo. Pero ponerse de acuerdo en las medidas económicas para hacer frente a la difícil situación se antoja muy complicado. La receta del dirigente popular, con bajada de impuestos y drástica reducción del gasto público inútil, difiere radicalmente de lo que planean en La Moncloa, que son dados al despilfarro y a estrujar al contribuyente de clase media. A esto se une una dificultad de fondo: Feijóo no se fía de Sánchez. Todos los que se han acercado a él han salido escamados; todos, sin excepción, se han sentido engañados. Que se lo pregunten a Rivera o a Pablo Iglesias. Seguramente Sánchez tampoco se fía de Feijóo, que llega para desalojarlo. En tercer lugar, empezamos a entrar ya en tiempo electoral –nadie está seguro de que no se dé este otoño cerrojazo a la legislatura–, por lo que el nuevo líder del Partido Popular necesita marcar las diferencias y no dejarse enredar en los tejemanejes del sanchismo.

Por si fuera poco, y no es argumento menor, que obliga a andar con pies de plomo, está Vox al acecho, dispuesto a alardear de ser la única oposición y a llevarse el gato al agua. La gran operación de Feijóo, situado estratégicamente en el centro, entre Sánchez y Abascal, consiste en reagrupar al centro-derecha, ensanchando al máximo el espacio, atrayendo a los que se fueron a Vox y a los desencantados del sanchismo. Esto le obliga a medir muy bien los pasos, exhibiendo moderación y firmeza, defensa de su programa y colaboración activa al bien general, venga de donde venga. Incluso si viene de Pedro Sánchez.