Política

Alberto: Abascal es mejor que Sánchez

Feijóo es el hombre que necesita una España en zozobra social, moral, económica y territorial

Observas y escuchas a Feijóo y ves a un presidente. Entre otros motivos, porque a menor escala lo lleva siendo 13 añazos. Estamos ante un personaje que encaja como anillo al dedo en eso que Rajoy ha dado en bautizar «política para adultos». No sólo es un tío serio sino que, además, viene a jugar al Bernabéu tras haber ganado cuatro ligas con el Dépor. Lo normal es que el experimento con champán salga bien. La cita de anteayer con Sánchez representó una nueva trampa del pinocho monclovita o, visto sensu contrario, una cesión innecesaria de nuestro protagonista por aceptar reunirse el mismo día en el que el todavía presidente se iba luego a cenar con ese nuevo amiguito que es el tan demócrata como progresista Rey de Marruecos. La contraprogramación estaba a huevo para el Gobierno socialcomunista teniendo en cuenta, además, que los medios afectos son legión y actúan a toque de corneta. Lo primero que debería haber hecho el presidente del PP es exigir que el tête à tête se celebrase en el Congreso, esa sede de la soberanía nacional que tanto detesta su interlocutor. Y lo siguiente haber planteado hacer pública la documentación que uno y otro llevaron a la entrevista. Para que no haya malentendidos o para impedir que, como ya está ocurriendo, Moncloa ridiculice sin parar al invitado a través de sus periodistas de cámara asegurando que «aún no se sabe los temas porque es un recién llegado de provincias [sic]». Dicho lo cual hay que admitir que la jugada le salió mejor de lo esperado al líder popular, que dio la sensación de hombre de Estado dejando a Sánchez como un sujeto que rechaza la mano que le han tendido. La propuesta de bajar temporalmente el IRPF a las rentas medias y bajas, lo obvio para que puedan mantener la renta disponible en medio de esta pesadilla inflacionista que afecta a España más que a nadie, y el consiguiente «no» monclovita dejan infinitamente más retratado al demandante que al ofertante. Feijóo no salió mal parado. Claro que si hubiera cambiado de fecha y ubicación hubiera obtenido un sobresaliente en lugar de un notable raspado. Más que de Sánchez, que está groggy, y yo apostillaría que mil veces muerto, de lo que ha de ocuparse y preocuparse es de ese flanco derecho que le pisa los talones pese a que en las encuestas comience a desdibujarse el sorpasso que apuntaban después de que Casado se pegase un tiro en la sien. Si bien es cierto que el pactismo dio resultado a Zapatero en los tres años que transcurrieron entre su llegada a la Secretaría General y la conquista de Moncloa, no lo es menos que esa fórmula cuasiinfalible en tiempos de bipartidismo se antoja una imprudencia en esta era multipartidista. Hablar de «pactos de gobernabilidad» es regalar miles de votos a Vox, hablar de «extrema derecha», pegarte un tiro en los pelendengues, y dar plantón a la investidura de Mañueco porque gobernará con los verdes representará, si se consuma, otro regalito de Reyes anticipado además de una descortesía. Feijóo es el hombre que necesita una España en zozobra social, moral, económica y territorial. Pero convendría que, siquiera por razones prácticas, no olvidase que Abascal es mil veces mejor ética y políticamente que el primer ministro. El uno respeta la Constitución y la legalidad, el otro tiene de socios a ETA, los golpistas catalanes y los sicarios de Maduro. ¿Le parece poco? ¡Ah! y si el presidente quiere peces pactistas, que se moje el culo mandando al carajo a Otegi, Junqueras e Iglesias.