Política

Las cuentas de La Moncloa

El mismo Sánchez que agarró un Peugeot con destino único en el regreso a Ferraz como paso previo a la jefatura del Gobierno es el que también hoy sigue confiando en el agotamiento de la legislatura

La llegada de Núñez Feijóo a la presidencia del PP – «no es lo mismo tener enfrente al líder gallego que a un Pablo Casado con el plomo en las botas de sus cuitas internas», me apuntaba un destacado dirigente del entorno de Sánchez– a lo que se ha sumado la nueva mengua en las expectativas de crecimiento económico acentuada por la inflación disparada, la crisis de suministros y otras variantes derivadas –unas sí y otras no tanto– de la guerra en Ucrania, por no hablar de un giro en la relación con Marruecos a propósito del Sahara cuya explicación prácticamente nadie entendió, por mucho que en la raíz el asunto una amplia mayoría política e incluso social esté de acuerdo, son elementos que han vuelto a situar en la entretela de los cenáculos políticos la posibilidad de que, –antes de que la tostada acabe definitivamente volcándose hacia abajo– el presidente del Gobierno pondere apretar el «botón nuclear» que solo obra en su poder para dar por finalizada la legislatura y llamar a la cita con las urnas haciendo incluso coincidir los comicios generales con los andaluces –ese otro botón solo depende de Moreno Bonilla– en un intento por desactivar el efecto lanzadera en favor de Feijóo que puede suponer una clara victoria de los populares en la comunidad andaluza donde el socialista Espadas no acaba de despegar.

Reconociendo sin embargo que referirse a Pedro Sánchez es hacerlo sobre uno de los personajes más volubles de nuestra historia política, capaz de decir una cosa por la mañana, otra distinta al mediodía y quien sabe por la noche, conviene también recordar que hablamos de un caso poco común a la hora de confiar, no tanto en su suerte como en sus propias posibilidades a lago plazo y así lo sigue ratificando el núcleo más cercano de su guardia pretoriana en la Moncloa. El mismo Sánchez que agarró un Peugeot con destino único en el regreso a Ferraz como paso previo a la jefatura del Gobierno es el que también hoy sigue confiando en el agotamiento de la legislatura, a la espera de la llegada de los fondos europeos, un final no lejano en la invasión rusa de Ucrania y algunos golpes de relumbrón como la gran cumbre de la OTAN de la que será anfitrión el próximo junio en Madrid. Otra cosa son las encuestas poco optimistas que maneja la Moncloa –hoy ya saben, con distintos gurúes– y la consiguiente tentación, dadas las nefastas expectativas municipales y autonómicas de un «supermayo» en 2023. Pero hoy…hoy, de elecciones ni hablar.