Educación

Leyes

No hace falta ser un oráculo para intuir que la educación sin conocimientos destruirá la civilización humana

El problema es recibir un título académico por cortar y pegar, sin saber matemáticas, leer, conjugar verbos…, sin conocer las fechas del descubrimiento de América (pues no es meritorio que unos colonialistas heteropatriarcales capullos descubrieran algo que ya existía y que ecológicamente era muy superior, como lo es el canibalismo frente a la comida retractilada). Terminar Medicina sin haber memorizado las partes del cuerpo, (de)formará cirujanos con modales matarifes que cometerán errores fatales. Las arquitectas que no sepan dividir construirán puentes que se hundirán porque, en algún momento, las calculadoras fallarán al no estar supervisadas por humanos con los conocimientos técnicos adecuados…, y ¡pum!, tragedia servida. Eso (errores fatales) ya está ocurriendo en muchos sitios de este mundo cada vez más idiota. Lo peor es usar las matemáticas para armar causas ideológicas. No hace tanto leí un artículo alarmante de alguien (¡que ahora ocupa un alto cargo político!), donde el autor –atrevido firmante–hacía cuentas ideológicas que me dejaron aterrada y reafirmaron mi deseo de emigrar. Sí: operaciones matemáticas ideológicas, porque esas sí las sabe hacer todo el mundo, ya que la educación obligatoria enseña que hasta las matemáticas son pura ideología y que dos más dos nunca son cuatro dado que el resultado depende de si eres facha o progre. El infrascrito del tontorrón artículo opinaba sobre un conflicto social. Hacía unas cuentas (una simple división bastaba para obtener el resultado) pésimamente calculadas: el autor (la autoridad, jajajá), que no sabía dividir con decimales, le había añadido tres ceros al resultado. Esto le llevaba a sacar conclusiones tan erróneas como ideológicas, disparatadas, peligrosas... Realmente, una noble aspiración utópica de nuestros días podría ser que los ingenieros pedagógicos dejasen de hacer leyes educativas: la educación no puede ser un campo de pruebas minado para experimentos sociológicos. Y no hace falta ser un oráculo para intuir que la educación sin conocimientos destruirá la civilización humana al fomentar la ignorancia, la ineficiencia y la chapuza. Claro que, socioafectivamente, ese fin del mundo será un éxito. ¡Tan seguro como que dos y dos son «tres»!