Economía

Homenaje a Nebrija, desde la Economía

Son evidentes los numerosos problemas económicos actuales en España; y el superarlos pasa por el incremento de la productividad de nuestra economía. Tengamos en cuenta que, en la obra –fundamental sobre cuestiones económicas– titulada Investigación de la naturaleza y causas de la riqueza de las Naciones, Adam Smith, en su capítulo III, estudia esa cuestión bajo el título de La división del trabajo está limitada por las dimensiones del mercado, y sin división del trabajo se esfuman la productividad y la competitividad. Actualmente, uno de los frenos a ese proceso viene dado por el triunfo de idiomas diferentes, desde el catalán al vasco, respecto al castellano.

El que tengamos una primera vinculación al idioma castellano, general en toda España, se debe al papel intelectual de Nebrija, (1441-1522), un humanista contemporáneo de los Reyes Católicos. Nebrija, justamente en un momento clave de la vida española, el de 1492, a partir del cual se inició la expansión hispana en América, publica su obra Gramática sobre la lengua castellana, completada, inmediatamente, con el Diccionario referido al castellano y su traducción a esta lengua, de la Biblia, en una edición, totalmente dispar en su mensaje de las traducciones, al de su contemporáneo Lutero.

Quien posteriormente nos hablará de las ventajas de la unificación del idioma, y del caos político y económico derivado de esa pérdida unificadora, será, nada menos que Max Weber, en su obra colosal Economía y Sociedad, al analizar lo que denomina los tipos de dominación. La comunidad del empleo análogo en multitud de lugares del mismo idioma genera, inmediatamente, facilidades de desarrollo económico. Por tanto, el papel que efectuó a través de sus obras, Nebrija, creó la base fundamental, desde el punto de vista económico, para que existiesen posibilidades altas de desarrollo económico en nuestra nación. Ahora mismo, observamos el impulso favorable que, desde el punto de vista económico, se deriva de tener nuestro mismo idioma, desde Méjico a Chile y Argentina.

Resulta lógico que, en la Constitución vigente de 1978, se señale, en el artículo 3: «El castellano es la lengua española oficial del Estado. Todos los españoles tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla», y eso, precisamente, causa las ventajas señaladas por Adam Smith. Pero, simultáneamente, como señaló Max Weber –a causa de la escisión del idioma flamenco del alemán–, el resultado ha sido el opuesto, y esa realidad frena la mejora de la productividad en España. Observemos, por ejemplo, una emigración empresarial, últimamente muy clara, del ámbito económico de Barcelona, dirigiéndose hacia otros lugares de España y, al mismo tiempo, con el rendimiento de capitales españoles invertidos en multitud de ámbitos hispanoamericanos.

Una aportación valiosísima de Santiago Muñoz Machado, extraordinario jurista y director de la RAE, la encontramos en ese valioso conjunto de trabajos contenidos en el volumen Crónica de la lengua española 2021, (Asociación de Academias de la Lengua Española), donde en las págs. 542-546, bajo el título Diccionario panhispánico del español jurídico, al indicar que dicho Diccionario panhispánico «ofrece, como novedad, el inicio de las vinculaciones con las bases de datos legislativos del resto de países hispanohablantes», y el ampliar «el conocimiento del concepto jurídico que se está definiendo y ayudar al usuario del diccionario a entender mejor la lengua del Derecho». Esto es lo que supone que el mercado amplié la productividad, desprendiéndose, de ahí, enlaces muy amplios económicos entre tierras muy alejadas, como efectivamente tiene lugar, a través del idioma. Y recordemos el golpe que se dio a Cataluña con la pérdida de Filipinas, económicamente, en parte debida a lo que Guillermo Gómez Rivera, de la Academia Filipina de la Lengua Española, señala en el volumen citado, Crónica de la Economía Española 2021, en las págs. 233-276, donde muestra el motivo de que el negocio español con el mercado chino no se haga a través de Filipinas, sino directamente, a causa de esa destrucción idiomática. Se desvanecieron, pues, los vínculos entre Barcelona y la Compañía de Tabacos de Filipinas.

Esto hay que divulgarlo, haciendo el homenaje merecido a Nebrija, y, en estos momentos, al propio Muñoz Machado, quienes tienen el respaldo de lo que el gran economista Stigler señaló en su obra El economista como predicador y otros ensayos, al indicar que «los puntos de vista prevalecientes en una sociedad» tienen una notable influencia sobre la realidad económica que se examina. También, más allá de la economía, el economista catalán Vandellós nos dejó la frase –pensando en demografía, mas, por lo dicho, también en economía–: «Catalunya poble decadent» y hay que procurar que, de ningún modo, decaiga.

Juan Velarde Fuertes es economista y catedrático