Política
Gobierno vigilante
Todo sea por una buena causa, que consiste en hacer lo que sea con tal de que no gobiernen nunca la derecha y el centro derecha
Nos ha reconfortado saber que el gobierno Sánchez (o Sánchez & Espacio Yolanda Díaz) se mantiene vigilante para evitar que los ciudadanos españoles, y más precisamente los castellano-leoneses, vean sus derechos mermados por su nuevo gobierno. No podemos olvidar, claro está, que en el gobierno participa un partido que apoya a Maduro, al régimen iraní, a Putin e, internamente, a los herederos de la ETA, todos ellos exquisitamente respetuosos con los derechos humanos. Tampoco somos capaces de dejar de lado el hecho de que al gobierno le respaldan con sus votos unos independentistas que dieron un golpe de Estado anticonstitucional en 2017, y que lo apoyan también esos mismos filoetarras con los que suelen compadrear los socios de gobierno de Sánchez. No importa. Lo que cuenta es que ese mismo gobierno, con sus populistas, sus golpistas, sus etarras y sus independentistas va a tener los ojos bien abiertos para evitar cualquier transgresión de nuestros derechos y cualquier retroceso en su cumplimiento.
Casi al mismo tiempo llegaron las noticias de que ese mismo gobierno tenía también la mirada, y los aparatos de espionaje, puestos sobre aquellos mismos que le apoyan. Le valen sus votos, por lo que se ve, pero no se fía de ellos. Claro que como no puede gobernar sin aquellos mismos que –al parecer– se ha dedicado a vigilar, en este caso el gobierno no puede presumir de hacer lo que hace o ha hecho, y corre a refugiarse en las evasivas o en la legislación de secretos oficiales. El gobierno presume de tener bajo vigilancia a dos partidos impecablemente constitucionales y amantes de España, pero se tiene que callar a la hora de hablar de la vigilancia que ejerce sobre los golpistas separatistas.
Claro que hay un matiz, importante además. En el caso de los independentistas, lo que el gobierno se ha propuesto es acabar con el «conflicto», un término que los etarras nacionalistas vascos utilizaban cuando querían justificar el terror que sembraron durante decenas de años. Efectivamente, como todos sabemos, durante décadas en Cataluña se ha desarrollado un duro conflicto del que han sido las principales víctimas los nacionalistas. Una causa tan noble como acabar con esa persecución requiere hacer todo lo que sea posible, e incluso más: en este caso, vigilar y al mismo tiempo negar que se vigila. En ese universo paralelo que se ha venido en llamar el «psoe state of mind», tal vez se encuentre alguien para elogiar esta maniobra como si fuera el colmo de la habilidad política.
Igual de noble resulta dar a entender que el gobierno de Castilla y León se dispone a acabar con la democracia y por lo menos con algunos de los derechos tan duramente conquistados. Al lado de la abyecta coalición que se dispone a gobernar en Castilla y León, cualquier cosa es buena, en particular gobernar con aquellos a los que el propio gobierno sabe que tiene que vigilar aunque no pueda decir que lo hace. Todo sea por una buena causa, que consiste en hacer lo que sea con tal de que no gobiernen nunca la derecha y el centro derecha. ¿Quién no se fiaría de un gobierno tan sabio y tan previsor como este?
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