Juanma Moreno

¡Toma, Moreno!

El «efecto Moreno» frente al «Hey Macarena, ay», ya susurra a Génova hacia dónde tiene que virar el buque y eso, lo siento mi amor, es responsabilidad de Juanma

Las elecciones andaluzas se acercan en medio de una ola de calor que convierte a la Comunidad en un desierto con apenas oasis donde cobijarse. El colegio electoral puede ser un buen lugar, un abanico, un voto, de la misma manera que cuando no era común tener aire acondicionado en casa, la gente se iba a El Corte Inglés de la Plaza del Duque de Sevilla, el sitio donde seguramente se han pillado las mayores pulmonías. Hace bien el candidato popular en pedir un ratito de día de playa si no quiere que sus votos se torren en las toallas y al final se pase la legislatura bajo la sombrilla de la oposición. Afortunadamente, Juanma lleva ya el Moreno en el apellido, no como Javier Arenas, que ganó pero no convenció, con su bronceado a medida, que era como comer jamón de Jabugo delante de los que meriendan mortadela.

Juanma está haciendo lo que no esperábamos pero que necesitaba el PP, reconquistar la que ha sido tierra «infiel» desde el centro, que ahí le echa la pata a Feijóo, porque Galicia casi siempre fue de Fraga, y cuando no lo fue, se quejaban en las verbenas de los pueblos de que el BNG no les pusiera Paquito el chocolatero, que la izquierda, y si es nacionalista más aún, nunca da al pueblo lo que quiere sino lo que cree que quiere y así no hay manera de perdurar. El «efecto Moreno» frente al «Hey Macarena, ay», ya susurra a Génova hacia dónde tiene que virar el buque y eso, lo siento mi amor, es responsabilidad de Juanma. Claro que enfrente tiene al teatro chino de Manolita Chen: el caballo de Espadas, que va lento como los últimos del saloon de Almería, y al propio Espadas, que admite en público no haberse emborrachado en la vida. Señor Espadas, no digo caerse de bruces, ni que se le ponga lengua de estropajo como uno imagina a aquel Rajoy del whisky, pero un poquito achispado se sale de cualquier feria, y no se puede ser feriante si no se ha ido a la feria. No sé qué es lo que no ha entendido este hombre. La izquierda quiere hacer aquello de «¡Toma, Moreno!» pero no pasa de primero de Doña Rogelia.