Pedro Sánchez

Sánchez y la maldición de remover muertos

Pareciera que una suerte de maldición pesara sobre la humanidad y en especial sobre España desde que se constituyó el primer Gobierno de coalición presidido por Sánchez, el conocido como «del abrazo» por la célebre imagen entre su persona y la de Pablo Iglesias al anunciar su pacto para gobernar coaligados tras las elecciones repetidas de noviembre de 2019.

Con Sánchez todo son innovaciones políticas. Así, fue el primero en acceder a La Moncloa por la vía de una moción de censura; hasta su llegada con el «¡No es no señor Rajoy, ¿qué parte del No no ha entendido?», nunca había sido preciso repetir las elecciones para que el vencedor, y en este caso por dos veces, fuera investido por el Congreso y pudiera formar Gobierno.

Siguió innovando y también tuvieron que repetirse las elecciones de abril de 2019, consiguiendo su investidura el 7 de enero de 2020 en la segunda votación y sin mayoría absoluta, por 167 votos contra 165, la más ajustada de todas las legislaturas, y aún gracias a la abstención de ERC y Bildu. Tampoco defraudó al presentar el 12 de enero de 2020 un auténtico macrogobierno constituido por cuatro vicepresidencias y un total de veintidós miembros, el mayor de nuestra democracia, frente a un vicepresidente y trece ministros de los Gobiernos de Rajoy.

Apenas dos meses después, se celebraba por las calles de Madrid el Día de la Mujer con medio megagobierno encabezando a las manifestantes, «porque a las mujeres les iba la vida en ello». Ese 8-M sería también histórico por provocar la expansión masiva de contagios de la COVID-19 en una pandemia que no se recordaba desde hacía 101 años, con la mal denominada «gripe española». Un año exacto después de su investidura, en enero de 2021, una borrasca de nombre «Filomena» provocó una nevada histórica en Madrid y alrededores, que no pudo ser atribuida al cambio climático ni al calentamiento global. Sánchez no defraudó y nueve meses después entró en erupción el volcán de Cumbre Vieja en la isla de La Palma, el de mayor actividad sísmica en la historia de la isla, 85 días. Podríamos continuar con la actual ola de calor y los incendios forestales que padece la geografía española, que también se califican como históricos.

La guerra es de Putin, pero podemos pensar que quizás bajo la influencia maléfica de Sánchez. Si existe la maldición de Tutankamón, que al parecer afecta a los violadores de su tumba, habría que recordar la que él violó unos días antes de las últimas elecciones.