Hungría

Fallar el pronóstico del tiempo se castiga en Hungría

La agencia meteorológica pidió perdón y recordó que siempre hay cierto margen de error

El Día de San Esteban, patrón de Hungría, en Budapest se celebra al aire libre con unos vistosos fuegos artificiales que reflejan en el río Danubio. El espectáculo pirotécnico, uno de los más espléndidos de Europa, debía comenzar a las 21:00 del sábado pasado, el 20 de agosto. Sin embargo, esa misma mañana el Servicio Nacional de Meteorología alertó de una fuerte tormenta. «Lluvias, rachas de viento de componente norte, precipitaciones convectivas...». Con este pronóstico, a las 13:00, las autoridades de la capital húngara decidieron posponer la fiesta hasta el próximo sábado. Dadas las condiciones climatológicas –con unas probabilidades de entre un 80 y un 90%, según la agencia meteorológica– apenas se iba a disfrutar del festival de luces y tracas, e incluso se podía poner a los ciudadanos en peligro. Tras la pandemia, se esperaba que este año acudieran más de un millón de personas para observar los fuegos artificiales.

Pues bien, a las 21:00, los húngaros, ociosos, miraron al cielo, y la tormenta brilló por su ausencia. El temporal finalmente cambió de rumbo y esquivó la capital de Hungría. Lo que sí llegó a los despachos de los responsables del Servicio Nacional de Meteorología fue una carta de despido. La jefa del servicio meteorológico, Kornelia Radics, que ocupaba su cargo desde 2013, y su adjunto, Gyula Horvath, en el cargo desde 2016, fueron destituidos de forma fulminante.

La agencia meteorológica pidió perdón y recordó que siempre hay cierto margen de error. Pero los medios de comunicación húngaros no perdonaron y se criticó mucho el parte del tiempo. Tanto es así, que fue el propio Gobierno del primer ministro húngaro, Viktor Orban, el que anunció los despidos. El ministro de Tecnología e Industria, Laszlo Palkovics, manifestó, durante una breve declaración, los ceses.

No obstante, desde el Servicio Nacional de Meteorología exigen la reincorporación de sus ex compañeros. Para la agencia, sus evaluaciones de los modelos meteorológicos no pueden verse sometidos a «presiones políticas». Y quienes les despidieron «ignoraron la incertidumbre científicamente aceptada inherente a las previsiones meteorológicas».

«Tenemos la firme opinión de que, a pesar de las considerables presiones de los responsables, nuestros colegas [...] proporcionaron lo mejor de su conocimiento y no son responsables de ningún daño supuesto o real», defendieron desde la agencia. Mientras se soluciona la polémica, por el bien del empleo en Hungría, sólo esperamos que este sábado el cielo esté despejado, por favor.