Cuartel emocional

Bailad, bailad malditas

Ya tenemos otra chati en el candelabro –que diría la Mazagatos, una frase choni que ya ha tomado carta de naturaleza-. Sanna Marín es demasiado alta, demasiado rubia y tiene los ojos demasiado azules para ser primera ministra de ningún lado. Ella lo es de Finlandia, y además le gusta bailar, cosa que, en principio, creo que no está prohibido a los presidentes de gobierno. Todavía recuerdo a un desacompasado Rajoy moviendo su torpe anatomía (quizá hasta patológica), en la fiesta de celebración de la boda de mis muy queridos Javier Maroto y José Manuel. Pero Sanna está en el punto de mira porque se la quieren cargar. A Boris Johnson lo machacaron por un quítame allá esas fiestas en el 10 de Downing Street, pero es que estábamos en pandemia, las reuniones no estaban permitidas y por ahí lo pillaron. Ahora, ¡ya lo ven!, tiene que abandonar el puesto aunque no se le ve muy afectado en su veraneo griego junto a la mujer con la que convive, que es muy mona y muy rubia también.

Lo que me choca es que el feminismo en bloque no salga a defender a la bella Sanna, teniendo en cuenta que en su festejo había mujeres besándose entre sí, que ahora eso gusta mucho. El exhibicionismo homosexual está de moda y atenúa faltas que pudieran suponer un perjuicio personal. Ya se sabe que el lobby LGTBI defiende muy bien a los suyos. Y que nadie me tome por rancia, porque no lo soy. El otro día mi amigo PGB –sus iniciales también parecen las de un lobby-, me insinuó que estaba desfasada por no tener una relación abierta, pero, la verdad es que me va muy bien así sin mayores jaleos y a mi chico también. ¿Será que somos unos aburridos y unas antiguallas? Creo que cuando algo va bien, mejor no tocarlo y dejarlo estar. Los experimentos siempre con gaseosa. Pero sigamos. En escena aparece otra rubia, muy mona, por cierto, la nueva presidenta del PP de Extremadura, que dice no querer asemejarse a la Ayuso, que no quiere tutelas ni tu tías, como hubiera expresado el recordado don Manuel, que es mujer libre y que quiere ser la María de Extremadura. María Guardiola se muestra optimista, alegre, valiente y muy fuerte, y así lo exhibe en su presentación en sociedad, con vaqueros, camiseta de manga sisa y cuñas de esparto. No faltarán Monteros ni Díaz que empiecen a intentar destriparla. Me gusta que no quiera parecerse a nadie aunque el modelo sea muy imitable. Yo de pequeña quería parecerme a Marisol, y de adolescente a Carolina de Mónaco, pero mi amiga Raquel Osuna, que se fue al cielo muy temprano, me advirtió que ninguna de las dos habían sido felices en la vida ni en el amor. Así que mejor dejarlo. En todo caso a mí siempre me salió el avatar clónico que llevo dentro y nunca he podido domeñarlo, ni falta que me ha hecho.

CODA. A propósito de clones: ahora van y descubren que cada cual tenemos un clon en algún lugar del mundo. ¡Vaya novedad! Yo lo llevo diciendo desde siempre, y no soy científica. Ese ser idéntico a nuestra persona está también en posesión del mismo ADN, lo cual no lo había contemplado y no deja de ser chocante. Y no creo que sea debido a que nuestro papá haya puesto su semillita en una señora de Sebatopol, pongamos por caso, y que por eso se produzca este fenómeno. Son caprichos pícaros de la naturaleza. A mí me gustaría saber dónde se halla mi copia análoga…