Política

La crisis no hace milagros

En tiempos de inquietud energética más que razonable, todo se puede revisar

Guion según lo previsto hasta por el menos avezado de los analistas: Sánchez acusa a Feijóo de insolvencia o mala fe, o ambas, y Feijóo al presidente de no tomarse en serio los problemas que nos está causando la crisis energética. Primer asalto en un Senado que no se vio en otra, y constatación de que la precampaña va para largo. Electoralismo de libro el desplegado ayer por los líderes del bipartidismo resucitado, con refuerzo sin disfraz de las respectivas estrategias: moderación y disposición al diálogo de Feijóo, y anuncio de compromiso y medidas concretas por Sánchez. La de ayer, al menos la más sonora, las ayudas a las empresas de cogeneración de gas, por la vía de incluirles también en la llamada excepción ibérica. Algunas de ellas, como Pamesa o Azuliber habían anunciado ya cierres, heridas de muerte por la subida del gas.

Sánchez promete algo casi cada día que habla, ante un paisaje de posibilidades infinitas si nos ponemos a mirar los sectores y colectivos tocados o aplastados por esta crisis que, por lo demás, se diría que empieza a mermar la consistencia de algunas verdades incontestables, como la intocabilidad de los mercados energéticos o la irreversibilidad de la transición a energías sostenibles.

Promete el presidente, con ambición de recuperar afecto electoral en las encuestas que no avanzan nada bueno para los próximos meses de urnas, y promete su vicepresidenta Díaz, que va por libre en el gobierno con anuncios que hacen torcer el gesto al psoe y hasta a Podemos. Es evidente que la ministra de Trabajo hace anuncios sin avisar, pero también es comprensible, dado que si se descuida –y si no también- todos los de su departamento se los pisa Sánchez. El último el de las empleadas de hogar. Hoy lo presentó ella tras el consejo de ministros, pero ayer lo soltó su jefe. Si hasta le ha pisado el fondo y la forma de su diálogo con la gente. Ahora ya no gira Yolanda sino Pedro, y la gente es la del PSOE y si se despista la vice, llama Sumar a sus mítines.

Algunos principios intocables tienen que empezar a ser revisados. De entrada, esta misma semana, quizá hoy miércoles, la Unión Europea se va a desliberalizar un poquito decidiendo formas de intervención en el mercado energético para abaratar precios. Pero es que además los expertos empiezan a clamar por revisar algunos principios más. Por ejemplo, la extracción de gas por fracking. Ese sistema, arriesgado para el medioambiente porque altera la geología y puede contaminar tierra y mar alrededor de los depósitos, está prohibido en España desde que entró en vigor la ley de cambio climático el pasado año. Pero el gas que le importamos a Estados Unidos se extrae utilizando esa técnica. No lo hacemos aquí pero compramos a quien lo hace. ¿No sería razonable revisar el sistema? Como la cuestión nuclear: ¿no deberíamos dar una vuelta también al abandono de esa energía cuando nos surtimos de las nucleares francesas?

En tiempos de agitada crisis y de inquietud energética más que razonable, todo se puede revisar. Incluso la forma cicatera y miope de hacer política en España, donde nadie renuncia a nada si no puede dañar al adversario. Pero me temo que enmendar ahí es mucho más complicado que hacerlo en la hasta ahora intocable transición energética.