Gente

Quiero ser un nanosegundo en el metaverso

Igual Tamara, que está en permanente comunión, es capaz de no ser infiel ni en un nanosegundo pero la mayor parte de los mortales, Tamara, te aseguro que sí

La fidelidad, como la felicidad, está sobrevalorada. Los corazones de media España palpitan por la traición del ex novio de Tamara Falcó a la que ella no le permitía ni siquiera haberla engañado «un nanosegundo en el metaverso», frase de la marquesa que quedará para la historia como la de «Blade Runner»: «He visto naves arder más allá de Orión, etc», que se la aprenden de memoria hasta los que escriben los discursos a Cristina Cifuentes. Cristina, tú que eres tan guapa y tan lista, tú que te mereces un príncipe o un dentista, no puedes intentar epatar a estas alturas con el discurso del replicante y las lágrimas en la lluvia. Una rubia como dios manda echa mano de «Blonde», la peli de Marilyn de la que todo el mundo habla, con esas nauseabundas felaciones en primer plano.

Se refería Tammy, volvemos a Falcó, a la milmillonésima parte de un segundo. O sea. Igual Tamara, que está en permanente comunión, es capaz de no ser infiel ni en un nanosegundo pero la mayor parte de los mortales, Tamara, te aseguro que sí. Hasta mami te lo debió advertir, ella, que se hizo reina de corazones precisamente por el engaño ajeno. ¿O fue ese destino lo que dirigió tus pasos? Si es así necesitas confesarte. Y, al cabo, el tiempo es polvo que se lleva el viento, unos tardan más y otros menos. Por las noticias que me llegan de tu entorno, que tus amigas no dan puntada sin hilo, y esta que susurra hasta es capaz de rezar contigo, Íñigo no tenía prisa, que es el tipo de personas con las que hay que juntarse ya que los conejos de Alicia en el país de las maravillas nos acaban estresando tanto que bajamos la guardia hasta que un día un arcángel nos corta la cabeza. O sea.

Además, la fidelidad, la alta o la baja, es un producto burgués, no aristocrático. Tamara es marquesa por la gracia de Dios, quien debió advertirle de que los hombres son seres inacabados, presos de una biología enferma. De Julio Iglesias al tito Mario Vargas Llosa, sin olvidarnos de los difuntos Francisco Umbral, o sea, el mismo que se quedó una noche en pelotas en un baño con una chica porque no podía abrir la puerta, o Martín Prieto, al que buscamos en vano mientas yacía borracho con una ninfa.

Tamara ha sido fiel a la hora televisiva de «Sálvame» y al minuto de gloria en «El hormiguero», lo que le reportará no pocos beneficios. Ha salido ganadora en el debate nacional. La mujer supo salir emponderada a contarlo. Eso no significa que haya ganado la guerra. El amor romántico tiene estas cosas sin la que no sería romántico. O sea.