Cáncer de mama

Un lazo color de rosa

El cáncer de mama no es sólo una patología femenil. Minoritariamente, también entre los hombres se da esta dolencia

Un lazo color de rosa es el distintivo escogido para la celebración del día del cáncer de mama. Una celebración reivindicativa, pues se aprovecha para insistir en la necesidad de extender los diagnósticos precoces y mejorar los tratamientos oncológicos, psicológicos y sociales a quienes se ven afectadas por esa enfermedad. Utilizo el femenino porque todo en la campaña rosa se refiere a las mujeres. Es normal pues, por ejemplo, en España se están produciendo más de 34.000 casos diagnosticados y de casi 7.000 muertes cada año dentro de ese segmento poblacional. Y sin embargo, el cáncer de mama no es sólo una patología femenil. Minoritariamente, también entre los hombres se da esta dolencia. En Estados Unidos se estima que uno de cada cien diagnosticados pertenece al género masculino. En España la proporción es similar, de manera que los afectados son algo más de trescientos cada año. Yo lo sé muy bien porque soy uno de ellos; y pienso que, aunque seamos pocos, no nos merecemos esa exclusión radical que advierto cada 19 de Octubre en la campaña de concienciación sobre la enfermedad que se impulsa desde la Asociación Española Contra el Cáncer.

El cáncer de mama es una enfermedad femenina y masculina. Y por eso también conviene hablar de los hombres en esta ocasión, aunque sólo sea en unas pocas líneas. Cierto es que tenemos pocos datos sobre esto, pero en ellos se apunta a una mayor mortalidad porque, sencillamente, los diagnósticos suelen ser demasiado tardíos, entre otras razones porque no se hacen campañas de prevención. El lector debe saber que, en esto, cuando se llega tarde, el pronóstico es malo y muchas veces irreversible. Además, curiosamente, hay pocos cirujanos que acepten operar las mamas masculinas, lo que hace de su búsqueda uno de esos elementos angustiosos que marcan el periplo de los enfermos. Por lo que me ha tocado vivir, tengo la impresión que no hay diferencias de género en los tratamientos, pero no es así en sus efectos secundarios, singularmente los hormonales. Por todo esto, me gustaría que el año próximo al lazo rosa se le añadiera una línea azul, estrecha si se quiere, para mostrar que minoritariamente también los hombres padecemos el cáncer de mama.