Pedro Sánchez

Las cuentas oscuras

Los cimientos y las previsiones sobre los que se asientan estos presupuestos son falsos e inservibles

La fidelidad de los socios externos a la hora de aprobar los presupuestos prorroga la estancia de Pedro Sánchez en La Moncloa hasta el final de la legislatura. No parece que las divisiones internas del Gobierno de coalición lo impidan. Garantizada la continuidad, que es el principal objetivo de la política gubernamental desde el principio, los panegiristas oficiales se muestran eufóricos. Subrayan la solidez de la alianza progresista frente a la convulsión que se observa en países europeos como Italia o Inglaterra, y, de paso, la inconsistencia de la oposición y de su líder. Y, con gran alharaca, ponen de relieve, contra toda evidencia, los éxitos económicos y sociales del actual Gobierno.

Sobran, en esta hora de inquietud, los pregoneros oficiales. Desgraciadamente no hay tales éxitos. Aumentan las colas del hambre y el poder adquisitivo de las familias se hunde. Ninguno de los principales indicadores mejora. Y sigue en caída libre la popularidad y la confianza en el presidente Sánchez. Sin perjuicio de valorar positivamente algunas medidas que pretenden ayudar a las clases más desfavorecidas –sospechosamente cargadas de electoralismo– las cosas en España, según los organismos independientes, tanto nacionales como internacionales, no van bien. Es más, voces autorizadas advierten –no sólo Núñez Feijóo– que los cimientos y las previsiones sobre los que se asientan estos presupuestos son falsos e inservibles, por lo que convendría presentar otras cuentas más ajustadas a la realidad antes de que sea tarde.

Conociendo el comportamiento y los intereses no disimulados de los socios del Gobierno –ERC, Bildu, PNV…– para sacar a flote estos terceros presupuestos sanchistas, no parece que lo hagan pensando en el interés general, sino más bien en sus intereses particulares, no necesariamente compatibles con el bien común. Lo hacen simplemente porque con Pedro Sánchez les va bien. Por eso han renunciado a la enmienda a la totalidad. Ha sido después de duras negociaciones y de obtener cada uno de ellos garantías de que sus exigencias serán cumplidamente satisfechas, aunque algunas tengan poco que ver con las cuentas del Estado. El socio principal, UP, los respalda por la elemental necesidad de continuar en los confortables sillones del poder hasta el final de la legislatura. Les da miedo volver a quedarse a la intemperie. (A ver si resisten después del desastre que les espera en las elecciones locales y regionales de primavera). Por todo lo dicho, en vez de estar ante unas cuentas claras para sacar al país del barranco en que se encuentra, estamos ante unas cuentas oscuras para pagar un año más entre todos el alquiler de Pedro Sánchez en La Moncloa.