Política

Echados al monte

Hay muchas formas de recobrar aliento político que no son precisamente situar a la oposición fuera del sistema ni siquiera de palabra

Tras la ruptura o si prefieren interrupción de las negociaciones para renovar el poder judicial están pasando algunas cosas, todas ellas –para variar– en clave preelectoral que se explican sin demasiada dificultad a poco que reparemos en el esquema mental y escala de valores de los dos principales interlocutores desde el vértice de la pirámide en esa negociación, tanto el del presidente del Gobierno como el del jefe de la oposición –por sus obras y trayectoria los conoceréis– y resulta como poco chocante la especie que viene fomentándose en el debate político doméstico –lo que no indica que sea argumento de metro o autobús– a propósito de que al líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, no le dejan desde sus propias filas ser Alberto Núñez Feijóo, ya saben, la derecha tramontana instalada en el entorno del presidente popular le impide desarrollar su filosofía pactista y de hombre de estado de la que siempre hizo gala gobernando Galicia mayoría tras mayoría absoluta. Un argumento buenista con no poca carga de veneno que se esgrime desde las muy eficaces terminales mediáticas del Gobierno que puede tener toda la legitimad estratégica, otra cosa es ese otro magma lanzado desde la Moncloa, no exento de peligrosas dosis de populismo que insiste en situar al líder del PP directamente como un antisistema entregado a las hordas anti constitucionales y con el que nada se puede pactar o más allá, al que directamente se le evalúan sus capacidades para gobernar el país.

Conviene recordar que, una cosa son las lógicas desavenencias y desencuentros propios del juego democrático, siempre modulables en función de la temporalidad electoral, y otra es la deslegitimación de una oposición política desde el propio Gobierno, actitud que viene a corresponderse mucho más con prácticas ya conocidas en el mundo bolivariano y con tristes precedentes en casos como el de Venezuela. Ni Núñez Feijóo está echado al monte por el mero hecho de no haberse fiado de Sánchez y el ministro Bolaños, ni tampoco Sánchez es un peligroso antisistema por tejer mayorías parlamentarias siempre con los mismos que no son otros que los que se declaran abiertamente contrarios a esos valores constitucionales que ahora se restriegan a las puertas de Génova-13. Hay muchas formas de recobrar aliento político que no son precisamente situar a la oposición fuera del sistema ni siquiera de palabra. Eso además de peligroso da alas a los que llevan tiempo echados al monte, los antisistema de verdad.