Política

«Mr Wonderful»

Las campañas institucionales de ministerios como el de Igualdad y algunas «perlas» en boca de la mismísima vicepresidenta segunda no dejan demasiadas dudas sobre lo que pretende sublimarse frente a la que realmente está cayendo

Es probable que la inevitable nostalgia que ha venido aflorando estos últimos días con el cuarenta aniversario del incontestable triunfo de González en unos comicios generales no lo sea tanto por aquella etapa de primeros gobiernos socialistas marcados por luces y sombras, como por el recuerdo en la bruma del pasado de una generación de políticos que, desde el centro, la izquierda y la derecha han acabado por agrandar su figura gracias al percal de lo que hoy vemos y escuchamos, bastante más cercano a la búsqueda del eslogan, la insufriblemente almibarada frase resultona, el tuit oportunista o el producto final de algunas «sesudas» campañas institucionales de esas que acaban por solemnizar lo obvio en el marco de un supuestamente estudiado marketing con exclusiva razón de ser en el zarandeo de la todopoderosa demoscopia.

«Mr Wonderful» es la idea que nació en el tresillo de una joven pareja de diseñadores gráficos catalanes, uno de esos pensamientos que eclosionan y empiezan a multiplicarse como afortunada ocurrencia, hasta acabar facturando millones de euros a cuento de parir frases buenistas, siempre blancas y nada «golfo verdes», de las que entusiasman a más gente de la que imaginamos en una sociedad que creemos madura y que acaban estampadas dentro de la pingüe línea de negocio en chapas, tazas de café y otros objetos donde quepan cuatro palabras bien juntadas «el verano es la repera debajo de una palmera»… «hoy es un buen día para sonreír». Toda mi admiración y respeto hacia los emprendedores de Mr Wonderful, otra cosa es la desesperante inclinación de muchos mensajes institucionales y declaraciones políticas que desde el gobierno parecen agarrar a lazo semejante elenco de argumentarios para tratar de vendernos la imagen de una gestión amable, comprensiva y solo contravenida por los excesos de crispación a cargo de los de siempre ya saben, la derecha cautiva de la extrema derecha y los siervos de oscuros poderes encarnados en compulsivos fumadores de puros en cenáculos de la capital. Las campañas institucionales de ministerios como el de Igualdad, algunas «perlas» en boca de la mismísima vicepresidenta segunda y hasta algún guiño del propio presidente en los «bolos» de turno agendados por Moncloa, no dejan demasiadas dudas sobre lo que pretende sublimarse frente a la que realmente está cayendo, en un país con todos los puentes rotos para acuerdos de estado y unas familias viéndose con el agua al cuello a fin de mes. Tiempos de postureo y lobotomías de algodón azucarado.