Medio Ambiente

Contra la dictadura del cemento

La vegetación urbana tiene poder refrigerante, emite frigorías, consume energía calórica y filtra el aire contaminado por agentes químicos y partículas tóxicas

En verano, en una ciudad, el calor es siempre mucho mayor que en un ambiente boscoso rodeado de vegetación. Igual sucede en invierno con el frio. Por fortuna la cultura del cemento empieza a ser corregida en las ciudades introduciendo cada vez más jardines y parques, pero también con innovaciones como los techos y las azoteas verdes, que amen de dar un aspecto ambientalmente sostenible a los lugares donde residimos, ayudan atenuar el clima extremo. También a filtran el agua de la lluvia, eliminando toxinas dañinas, reduciendo el riesgo de contaminación, disminuyendo la polución del aire y transformando el paisaje urbano, hoy sometido a la dictadura del hormigón.

Solo que no cualquiera puede transformar su terraza en bioclimática sin más. Es necesario el asesoramiento adecuado para hacer las cosas bien y no echar a perder nuestra vivienda. Se requiere por lo general el armado de ciertos módulos de escaso espesor que hagan de soporte para instalar una huerta agroecológica y producir verduras, frutas, flores o simplemente plantas ornamentales.

Cualquier techo verde comparte características comunes: impermeabilización y repelente de raíces para mantener la estructura segura y evitar que se produzcan daños. Incorpora sustrato rico en nutrientes para asegurar la fertilidad del suelo y el crecimiento de las plantas. Para evacuar el exceso de agua se suelen colocar tubos entre la capa de polietileno y las piedras.Las plantas utilizadas mejorarán el aire al absorber dióxido de carbono (CO2) y otras sustancias contaminantes y producir oxígeno que será más sano para las personas y para la biodiversidad en las ciudades.

Hay quienes consideran que una operación de este tipo es puro maquillaje. En realidad va mucho más allá. La vegetación urbana no solo mejora la biodiversidad, sino que tiene beneficios incalculables. Frente al cambio climático, fija el CO2, regula el clima e introduce valores culturales y estéticos.

Una de las principales cualidades de la vegetación urbana es que actúa como refrigeradora natural. En una zona con mucha vegetación, la temperatura puede ser tres o cuatro grados inferior a otra en la que solo hay cemento. Las plantas tienen un gran poder refrigerante, al emitir frigorías y consumir megajulios de energía calórica. Y son además filtros de aire contaminado, depuradores de los agentes químicos y partículas tóxicas. Amén de sumideros que eliminan dióxido de nitrógeno, dióxido de azufre, monóxido de carbono y otros gases producto de la combustión, además de generar oxígeno. Un área vegetal puede reducir la contaminación entre un diez y un veinte por ciento, reteniendo polución y aportando oxígeno.

Ha llegado el momento de cambiar el aspecto de nuestras azoteas y terrazas de hormigón transformándolas en espacios verdes bioclimáticos. Nuestra salud lo agradecerá.