Opinión

Manifiesto por la Dignidad

La moción de censura que aupó con 84 diputados a un desahuciado Sánchez a la presidencia del Gobierno, pactada con un juez como coartada para su presentación –todo un modelo de regeneración democrática– tenía como sabemos esa regeneración como bandera. Lo que mal empieza suela acabar peor… y así ha sucedido. El infame espectáculo de negociar nada menos que el Código Penal con quienes fueron juzgados y condenados por el Tribunal Supremo en base a ese Código, para beneficiarles rebajando sus penas para que puedan presentarse a las próximas elecciones, no tiene nombre.

Hacerlo además de ya haberles indultado sin arrepentimiento alguno por su parte, sino todo lo contrario, y contra el informe unánime contrario del Tribunal juzgador y la Fiscalía, y utilizando un procedimiento jamás utilizado para una ley orgánica de esa importancia para soslayar los preceptivos informes del CGPJ y del Consejo de Estado no tiene precedentes ni en nuestra democracia ni en la UE. Ello para satisfacer su insaciable deseo de seguir en La Moncloa al precio que sea, coloca a Pedro Sánchez y a su partido –el PSOE, sí– en la Historia, donde él ya se auto colocó hace unas fechas.

Aunque no lo estará precisamente para su satisfacción y gloria mundana, sino más bien por todo lo contrario. El «Manifiesto en Defensa del Orden Constitucional, contra la Reforma de los Delitos de Sedición y Malversación» hecho público con la firma de centenares de personalidades del mundo político, académico, judicial, etc.... de carácter transversal en su connotación o filiación política, es todo un alegato contra lo que se ha permitido hacer Sánchez con el apoyo de un partido cuyas siglas quedan manchadas para el futuro, peor que con los ERE que ya es decir. Ex ministros y ex altos cargos de gobiernos socialistas, así como diputados y senadores también del mismo partido, junto a ex magistrados del TC, del TS, vocales del CGPJ, y ex ministros y ex altos cargos de otros partidos, junto a acreditados escritores, profesores universitarios etc., expresan rotundamente su rechazo a lo realizado.

Junqueras, Aragonès y Rufián ya anuncian su voluntad de convocar un referéndum de «autodeterminación» y se permiten anunciar las condiciones para hacer efectiva la independencia: un 50% de votantes y un 55% de síes. El Gobierno de Sánchez lo descarta con la misma firmeza conque negaba que pactaría con Bidu, con ERC, que indultaría a los separatistas, y tantas otras cosas. La palabra de Pedro Sánchez no tiene ningún valor y es una infamia para España que pueda estar donde está.