Opinión

Sánchez : ¿Legitimidad o ilegitimidad?

A España le corresponde la presidencia del Consejo Europeo durante el segundo semestre del próximo año, y por ello la política que está llevando a cabo Sánchez en la actualidad, de indignas cesiones y concesiones a ERC, son para asegurarse llegar «vivo» hasta entonces en La Moncloa, e intentar lucirse ejerciendo dicha presidencia. Se trata de la que por riguroso turno rotatorio ejercen los dignatarios de los 27 Estados de la UE durante seis meses, y que nos corresponde de julio a diciembre próximos.

La antesala serán las elecciones del 28 de mayo de elecciones municipales y autonómicas, que no se presentan cómodas para las siglas del partido que está llevando a cabo esas cesiones y concesiones contrarias al interés general de España. Sobre todo si tenemos presente que en las últimas elecciones Sánchez se comprometió pública y reiteradamente a hacer exactamente lo contrario de lo que está haciendo para seguir durmiendo plácidamente en La Moncloa, mientras «el 95% de los españoles no duermen tranquilos» en expresión literal suya. Este hecho pone sobre la mesa el debate entre la legalidad y la legitimidad del gobernante.

La legalidad hace referencia a la sujeción a la ley de los actos realizados en ejercicio de sus funciones, lo que es evidente que debe ser juzgado por los tribunales competentes por razón de la jerarquía normativa y del contenido material de la norma en cuestión. Cuestión distinta es su legitimidad, ya que si aquella es atinente a la ley y el derecho, la legitimidad hace referencia a la ética pública. Desde este punto de vista la discusión se contrae a si actuar de manera radicalmente opuesta a los compromisos asumidos públicamente para pedir el voto a los ciudadanos es una actuación compatible con la ética pública o no.

El candidato Pedro Sánchez tanto en precampaña como en campaña electoral, en mítines, entrevistas, en el Congreso, y en debates electorales con otros candidatos, aseguró tajantemente que no pactaría con Bildu y que si lo tenía que repetir cinco veces así lo haría. Que tampoco lo haría con Podemos «para evitar el insomnio del 95% de los españoles…» y en sede parlamentaria y «para que constara en acta», dijo «que no permitiría que la gobernabilidad de España dependiera de los separatistas», aludiendo a «los votantes y diputados de ERC para que no hubiese duda».

Asimismo, se comprometió a que no hubiera indultos a políticos, a traer a España a Puigdemont para ser juzgado y a respetar las sentencias de los tribunales y en especial las del procés, añadiendo que había existido delito de rebelión en su actuación. Juzguen ustedes la legitimidad sanchista.