El desafío independentista

Paisaje antes de la batalla electo-indepe

«Una consulta “indepe” favorable, permitida por el Constitucional, aunque fuera consultiva, sería irreversible»

Charles Maurice de Talleyrand-Perigod (1754-1838), obispo, político y diplomático, fue cuatro veces ministro de Relaciones Exteriores de Francia con otros tantos regímenes, el de Luis XVI, Directorio de la Revolución Francesa, el imperio napoleónico y la Restauración monárquica. Rivalizó con el otro gran intrigante de la época Joseph Fouché (1759-1820) y tenía claro y demostró que «mantenerse en cargos de importancia es la primera condición del éxito político». Algo de todo eso hay, con culpas repartidas, en la crisis institucional pre-navideña, con intervenciones tan polémicas como dudosas y estériles del Tribunal Constitucional (TC) y del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), pero también de un Gobierno que ha querido tomar demasiados atajos para asentarse en esos «cargos de importancia» que el PP ha bloqueado –unas veces con más razones que otras– y que Feijóo sabe que perderá, aunque intentará controlar los daños, que su gran adversario, Sánchez, quiere que sean casi letales, aunque los socialistas desencantados le advierten que las anomalías del PP no validan otras maniobras.

John F. Kennedy (1917-1963) decía que «se puede ganar con la mitad, pero no se puede gobernar con la mitad». El inquilino de La Moncloa, sin embargo, esgrime una victoria corta como un derecho para casi todo. Pretendía despejar el terreno para centrarse en 2023 en una campaña electoral, con guiños a casi todos, un periodo electo-indepe de desgaste y provocación. Cree que necesitará a ERC la próxima legislatura y por eso busca una mayoría en el TC que permita, si hace falta, algún tipo de consulta en Cataluña, lo que explicaría su elección de Laura Díaz para el alto tribunal. Ignota en las élites judiciales, hay quienes apuntan que es la candidata de ERC y que, sin abordar el derecho de autodeterminación, baraja otra fórmula de encaje de Cataluña. Es el gran asunto, porque una consulta indepe favorable –aunque se vistiera de no vinculante– sería irreversible y Junqueras lo sabe. Todo lo demás lo podría volver a cambiar otra mayoría, pero eso no. Rufián dijo ayer que el «procés no está terminado» mientras ofrecía su apoyo al Gobierno para renovar/controlar el TC y el CGPJ. Hay que estar en cargos de importancia para tener éxito político, como demostró Talleyrand.