Opinión

Riesgos políticos y astronómicos

Tras el anuncio de Aragonès de poner en marcha en 2023 una nueva edición del procés, al ser replicada con una rotunda negativa por parte de Sánchez, la preocupación no solo se mantiene sino que se acrecienta, visto el valor de su palabra. Quien quiera comprobarlo, y de su propia boca, tiene no pocos videos a su alcance, que en un par de minutos recogen una síntesis de sus rotundos compromisos asumidos en relación con los separatistas catalanes, los indultos a políticos, los bildus, podemos etc., etc., por lo que lo de ayer puede incorporarse a esa larga lista que verifica lo dicho. Lo que si queda claro es que ERC ya le ha fijado las condiciones para que en 2023 puedan pactar primero el Ayuntamiento de Barcelona, el gobierno de España después y un nuevo tripartito en la Generalitat. La palabra de Sánchez sabemos el valor que tiene –ninguno– y todo el mundo lo sabe y cuentan con ello de antemano. Pero no solo son predicciones políticas las que se anuncian para este nuevo año, sino que las hay más científicas y más universales, como las astronómicas que aluden a un particular evento cósmico que se anuncia muy previsible para 2023. Para ello es oportuno recordar lo que sucedió hace unos pocos años, concretamente el 23 de julio de 2012 , cuando sin tener conciencia general de ese riesgo, nuestro Planeta Tierra se salvó de una auténtica catástrofe por los pelos. Con más precisión, «los pelos» fueron exactamente los días de una semana, que nos salvaron de ella, puesto que si la tormenta solar extrema se hubiera adelantado tan solo esos días, hubiera impactado de lleno con la Tierra y según los científicos «todavía estaríamos recogiendo los pedazos». De hecho, la NASA anunció que de haber sucedido una semana antes, «nos hubiera devuelto a la era preindustrial». Investigadores del Servicio de Clima Espacial del Instituto de Geofísica de la UNAM –Universidad Nacional Autónoma de México– predicen una tormenta solar de gran intensidad, y similar a aquella, para 2023. Las tormentas solares extremas son eventos naturales que no se pueden predecir con exactitud pero que se producen cuando se dan una serie de circunstancias que concurren cuando culmina un ciclo solar que tiene una duración de 11 años, y que precisamente tras 2012 se cumplen ahora. En la historia hay recogidas algunas de estas que afectaron a la Tierra siendo la más conocida la de 1859 denominada como «evento Carrington» en honor del astrónomo que la vivió y la investigó. De momento no consta que Sánchez se haya pronunciado descartando nos afecte. Confiemos mantenga el silencio al respecto.