Opinión

Enlaces en el sendero hacia la libertad

Fue un Imperio de ámbito mundial, por primera vez en la Historia; un Imperio que integraba territorios en todos los continentes habitados

Cuando comencé a leer el espléndido libro que acaba de publicar Benigno Pendás, Biografía de la Libertad (I). Renacimiento: nostalgia de la belleza, (Tecnos, 2022), inmediatamente lo relacioné con una obra que acababa de tener en mis manos, de la excelente investigadora en Ciencias Biológicas, la profesora Beth Shapiro, Life as we made it. How 50.000 Years of Human innovation Refined –and Refined– Nature, (Basic Books, New York, 2021). La profesora Shapiro nos señala toda una serie de enlaces extraordinarios que el hombre verificó, como consecuencia continua de ideas que generaron innovaciones y cómo estas innovaciones dieron lugar a nuevas ideas que obligaban a cambiar la situación anterior. Esa apasionante realidad que se contempla continuamente en el mundo de la biodiversidad geográfica, también ocurrió como consecuencia de planteamientos referidos a la filosofía, a la teología, a la política, y al arte en todas sus categorías, con el resultado de un cambio radical en la política de las relaciones humanas. El apasionante libro del profesor Pendás, está referido a lo que denomina, acertadamente, «historia de las ideas políticas surgidas en el período del Renacimiento, como albacea de la Antigüedad».

España pasa a tener una importancia muy destacada en el ámbito geográfico concreto donde todo esto tiene lugar. Por eso, esta obra también tiene el interés complementario de puntualizar multitud de cuestiones que nos atañen: veamos, por ejemplo, este párrafo valiosísimo de la pág. 109, referido a Benito Arias Montano, «el gran erudito de Fregenal de la Sierra, encargado por Felipe II de la discutida Biblia de Amberes: Biblia sacra hebraice, chaldaice, graece et latine. El futuro bibliotecario de El Escorial, que muy a su pesar, parece ser tuvo serios problemas con la Inquisición, desde sus relaciones con ambientes sospechosos en los Países Bajos; fue un personaje sugestivo y enigmático … fue un erasmista tardío, hebraísta riguroso y conciliador en política, uno de esos moderados españoles siempre incomprendidos, acusados de tibieza o de cosas peores … recordando, sin duda, aquellos años en Flandes compartidos con la Familia del Amor, modelo devotiomoderna muy al gusto de tolerantes y situacionistas, mercaderes casi todos, marranos unos cuantos, élites burguesas que nuestro humanista intentó, sin éxito, conectar con los gobernantes españoles, más distinguidos en la Monarquía administrativa del Rey prudente».

Toda esta obra está llena de suculentos datos de este tipo, mostrando, además, el amplio conjunto de sus vínculos, y ello en un entorno geográfico que, a veces, indica con referencias al entorno de los Alpes, abarcando desde España, por supuesto, a Italia, a Francia, y a Inglaterra, a través de personajes clave, en lo político, en lo intelectual y en lo artístico.

Respecto a España, existen puntos de vista fundamentales que conviene tener en cuenta para entender nuestro pasado y no incurrir en equivocaciones, intentando aprovecharnos, inexactamente, de sus planteamientos. Por ejemplo, considero ejemplar lo que se señala en el capítulo XIV, La Monarquía de todas las Españas como forma política, donde se muestra, naturalmente, que «tras los éxitos militares (Granada), también las intuiciones de alcance histórico (América) plantean a los Reyes Católicos entregar al joven flamenco nacido en Gante el 21 de febrero de 1500, una herencia formidable, Cisneros mediante». Y a partir de ahí, Pendás desarrolla y explica la pugna de las Comunidades castellanas. Tras los puntos de vista del Emperador Carlos V «con Felipe II», la Monarquía hispánica «llegó a ser la primera potencia de Europa, y el Imperio español alcanzó su apogeo». Fue un Imperio de ámbito mundial, por primera vez en la Historia; un Imperio que integraba territorios en todos los continentes habitados (pág. 267). Y lo destaca, Pendás, acertadamente, mostrado el retrato de Felipe II del Museo del Prado, efectuado por Sofonisba Anguisola.

En ese sentido, existe un capítulo de obligada lectura para todo el que tenga el deber de actuar –orientado ante cualquier aspecto, grande o pequeño–, en la vida española.

La clave de esto se encuentra en el capítulo XV El debate en la Monarquía española, en la pág. 285: «El poder no es un fin en sí mismo. No hay pulsiones hacia el absolutismo, porque el monarca ejerce un officium en nombre de la Comunidad y el poderoso está sujeto a ella en virtud del consentimiento medieval y moderno, amante de las sutilezas, clásico sin beatería, como sostuvo el catedrático de Salamanca, Vitoria, quien ofrece una básica aportación española al pensamiento jurídico-político de la primera Modernidad: la idea de una familia de pueblos, regida por el ius inter gentes, inspirando planteamientos de validez universal, más allá de aquellas coyunturas hoy remotas» (pág. 285).

¿No es esta obra de Pendás, verdaderamente admirable?

Juan Velarde Fuertes es catedrático y economista.