Economía

Centenario de la España invertebrada

La inmigración y la presencia de población visitante, a causa del auge del turismo, crean también una realidad que no puede dejarse a un lado, por lo que se refiere al papel de la concentración urbana

Juan Francisco Fuentes, en su trabajo En el centenario de España invertebrada: una reflexión actual (Opinión. Cuadernos 34, octubre 2022) señala la inagotable actualidad de Ortega y, concretamente la cuestión apasionante de la existencia de la España invertebrada. En 1922 existían factores que corroboraban el punto de vista de Ortega. Mas, conviene volver sobre él, y contemplar la evolución geográfica de la población española, como un fenómeno que ha interesado continuamente a sociólogos como Amando de Miguel; a economistas como Perpiñá Grau; o, recientemente, a todo ese grupo de expertos importantes que, en la revista Información Comercial Española, han dado a luz un espléndido monográfico titulado El reto de la concentración urbana y la despoblación rural. A eso se añaden otras recientes aportaciones, como las aparecidas en la Revista Española de Investigaciones Sociológicas, en el número 180, octubre-diciembre de 2022, con el artículo de Millán Arroyo-Menéndez, Margarita Barañano-Cid y Pedro Uceda Navas: ¿Desigualdades en la «Smart city»? Segregación espacial y desigualdades digitales en Madrid. También debe señalarse el importante estudio de Juan M. Agulles Martos: La codificación institucional de las personas sin hogar. Un estudio del caso, concretamente en Alicante.

Esa nueva realidad española está ligada a una doble consecuencia. Hace un siglo España era un país de fuerte emigración, tanto a América, como a la rica Europa. Ahora, recibimos una alta inmigración, ya desde Iberoamérica, ya de la Europa Oriental, y, de modo creciente, de África, a veces con consecuencias políticas, como ahora ha sucedido frente a Melilla.

En el interior de España, tiene lugar otra evolución clarísima del asentamiento de nuestros habitantes, que origina el mencionado título de la existencia de crecientes concentraciones urbanoindustriales y despoblación rural, fruto –señalado por Mercedes Molina Ibáñez, Felipe Javier Hernando Sanz y Rocío Pérez Campaña– de la transformación de España, tras las acertadísimas decisiones de 1959, culminadas con nuestra incorporación a la Unión Europea. España pasó a tener condiciones atractivas en lo económico, con un incremento del sector servicios y la mejoría en la productividad de la agricultura y la industria.

Todo lo señalado incita a investigar estas cuestiones que señalan –gracias a los trabajos efectuados sobre la densidad de la población de los municipios españoles–, por qué existe una ratificación de las dos Españas señalada por el citado Perpiñá Grau. La alta densidad de población y áreas urbanoindustriales está situada en la zona costera de Galicia, Asturias, Cantabria y el País Vasco, introduciéndose en el interior, por la región de la Cuenca del Ebro; y afectando a La Rioja y zonas aragonesas, hasta la proximidad de otra región costera fuertemente poblada por multitud de actividades, localizada a partir de Gerona por toda la costa mediterránea, afectando a Cataluña, Valencia y Murcia, así como a parte de Andalucía; desde ella, existen enlaces hacia el interior, buscando los altos niveles de desarrollo de Madrid, ampliándose muy poco hacia el Oeste y en algún mayor grado, hacia el Norte. El papel creciente del sector servicios, vinculado al turismo, motiva que Baleares y Canarias tengan una alta densidad de población.

Ese panorama, heredero del que existió siempre, está relacionado con un incremento en la población, de prácticamente todos los municipios españoles. Añádase lo muy dinámica que es la población en lo que conocemos como la España despoblada: 24 provincias tenían una población, en 1950, del 37´2 % de la española; en el 2019-2021, pasan a tener sólo el 20%. Y, el descenso del Valor Añadido Bruto es del 30´4%, al 17´8%; y el del empleo, del 39´9%, al 18´7%.

La situación demográfica también se encuentra relacionada con otra serie de datos sociológicos que muestran una evolución extraordinaria y que explican lo que respecto a la inmigración contemplamos en España. Naturalmente, los problemas demográficos españoles generan un freno al incremento en todo nuestro ámbito de la población, a lo que se añade una fuerte caída, simultáneamente, de la natalidad. Mas, se observa el incremento del porcentaje del envejecimiento, aunque se ha frenado últimamente la situación que existía en España, respecto a la de, prácticamente, todos los países europeos.

El incremento total de la población española se ha frenado, aparentemente, pero la inmigración y la presencia de población visitante, a causa del auge del turismo, crean también una realidad que no puede dejarse a un lado, por lo que se refiere al papel de la concentración urbana.

¿Ha aparecido, al mismo tiempo, como pronosticó Keynes en Madrid, en 1930, el fenómeno de la masificación? La mejoría en los niveles de educación y de comunicaciones, ¿enlazan estos datos demográficos y geográficos que tan agudamente había señalado Ortega?