Política

Tremendismo

Si las palabras de Gallardo han conseguido movilizar a tanto político, es que a partir de ahora cualquier idea conservadora, o centrista de las de Feijóo, será considerada un anatema

La estrategia es tan clara como bochornosa: exagerar cualquier polémica de los populares para hacerse los ofendidos, darse tantos golpes de pecho que harían palidecer el escote de la difunta Gina Lollobrigida. El Gobierno se ha puesto en modo tremendista, a la manera en que algunos críticos llamaron a algunas novelas de la posguerra como «La familia de Pascual Duarte»; claro que lo de Cela era material bueno, pero lo que nos queda son párvulos que ponen a «un chepudito beneficiándose a una huérfana», que dijo Umbral.

La sobreactuación es tan insolente que en lo del aborto de Castilla y León, el no tema, amenaza con aplicar el 155 mientras despenaliza la sedición o deja que no se cumpla con la cuota del 25% de castellano en las aulas de Cataluña. Ya tenemos autonomías de primera, las nacionalistas y las gobernadas por los socialistas, y de segunda, que son las fachas del PP en las que habría que dar un golpe de Estado. Intervenir Madrid por bajar los impuestos y Castilla y León por lo inoportuno de Gallardo.

Lo peor de todo esto, sin embargo, es que el partido que aspira a gobernar España cae en tentaciones igual de marcianas. Veamos. La propuesta verbal, es importante señalarlo, del vicepresidente de Mañueco, puede parecer una estupidez. Peores ideas han salido del consejo de ministros, por ejemplo. Es puro tremendismo que no se pueda debatir siquiera una idea de la derecha mientras el rodillo izquierdista impone su agenda trans, por ejemplo; que sea un escándalo que a una mujer se le pueda ofrecer una ecografía a una embarazada que quiere abortar y no lo sea que se empiece a hormonar a un adolescente incluso sin el consentimiento de sus padres. Lo que sucede no es solo una cuestión de tácticas y estrategias sino de cabalgar batallas culturales muy peliagudas. Si las palabras de Gallardo han conseguido movilizar a tanto político, es que a partir de ahora cualquier idea conservadora, o centrista de las de Feijóo, será considerada un anatema. Conviene que el PP lo tenga en cuenta.