Política

Puigdemont se ríe de Sánchez

«No creo que Sánchez consiga, a pesar de sus esfuerzos, librarse del lastre de las cesiones a los independentistas»

No hay duda de que Puigdemont es un dolor de cabeza para Sánchez. A todos les gustaría verlo en una cárcel española, incluidos algunos dirigentes de su propio partido. Todo parece indicar, aunque la incertidumbre en la interpretación de la sentencia del TJUE es enorme, que este año seguirá viviendo a cuerpo de rey en Bruselas. El comportamiento de Bélgica es escandaloso e impropio de un socio de la UE. Es verdad que cuenta con la inestimable ayuda del gobierno socialista comunista, porque ha debilitado la posición española en este tema y no ha hecho ningún gesto de presión. Con Francia y Macron no se atreverían. En cambio, la arrogancia de este pequeño país inventado con nosotros es impresionante. Cabe esperar que un cambio de gobierno y la llegada de Feijóo comporte un giro de ciento ochenta grados en la relación, aunque no soy muy optimista porque el daño ya está hecho. Por supuesto, cuando surja la oportunidad hay que devolverles el favor a los belgas. El posicionamiento a favor de los sediciosos independentistas es impropio de un aliado. Ha procedido con mala fe y con indignidad. Lo ha hecho con descaro y alevosía. Ha ido en contra de la legislación europea. El martes entré en una zapatería y me interesé por unas zapatillas que había en el escaparate. Cuando me dijeron que se llamaban «belgas» tomé la decisión correcta y no las compre.

A Sánchez le vendría muy bien el regreso de Puigdemont para su campaña electoral, ya que pretende cerrar la carpeta catalana. En cambio, será la constatación de que la desaparición de la sedición y el abaratamiento de la malversación han sido contraproducentes. Es muy significativo que el fugado expresidente catalán haya acogido con euforia la sentencia y asegure que deja las extradiciones en vía muerta. En España no se persigue a nadie por sus ideas. Un partido independentista está al frente del gobierno catalán y la formación de Puigdemont gobernaba en coalición con ERC. Cuentan con presencia en el Congreso y el Senado. Al margen de las interpretaciones sobre los efectos de la sentencia, que veremos en los próximos meses, no creo que Sánchez consiga, a pesar de sus esfuerzos, librarse del lastre de las cesiones a los independentistas y de la alargada sombra del siniestro Puigdemont.

Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)