Canela fina

Bildu, ERC y el sanchismo

«No se trata de la legalidad de Bildu, sino de que un partido democrático como el PSOE pacte con los herederos de los etarras»

Si Bildu cumple con aquello que la ley exige es un partido legal y en la Monarquía de todos, en la democracia pluralista plena, tiene cabida. Otra cosa es que se modifique la legislación, pero, en tanto se mantenga, Bildu, como ERC, deben recibir el tratamiento que corresponde a los partidos legales.

La alianza entre un partido tradicionalmente democrático como el PSOE y un partido heredero político de los terroristas de ETA, a los que no ha condenado, y que se manifiesta anticonstitucional en su abierto propósito de despedazar a España quebrando su unidad territorial, constituye una soberana indecencia política, una indignidad lamentable. Y ahí es donde reside el problema que tiene Pedro Sánchez, abrasado en las elecciones municipales por las españolas y los españoles que se remueven indignados cada vez que el presidente del Gobierno, para permanecer en su cargo, cubre de dinero directa o indirectamente a los bilduetarras o pacta de forma descarada con ellos para la aprobación de algunas leyes. La reacción de una parte sustancial del pueblo español contra Pedro Sánchez se debe a que lo ha visto genuflexo ante Bildu. No se pone en cuestión la legalidad del partido, sino la indecencia de pactar con él. Hasta socialistas ilustres recuerdan a Pedro Sánchez el verso de Calderón de la Barca en El pintor de su deshonra: «Poco del honor sabía el legislador tirano que puso en ajena mano mi opinión, y no en la mía».

A través de los medios afines, periódicos impresos, hablados, audiovisuales y digitales, Pedro Sánchez ha manipulado el relato nacional presentando como una aberración política el eventual pacto entre el Partido Popular y Vox, agrupación que defiende la Constitución y rechaza la violencia, al que el sanchismo acusa de extremismo cuando los que se muestran inapelablemente extremistas son sus aliados comunistas, bilduetarras y separatistas catalanes. En su juego desquiciado para conservar el poder a través de alianzas con la extrema izquierda, Pedro Sánchez ha dado la razón a Cervantes, que en el relato de El curioso impertinente afirma: «El hombre sin honra, peor es que un muerto». Y, en efecto, Pedro Sánchez se ha dejado en las alambradas de Bildu y de ERC muchos jirones del ropaje tradicional del centenario PSOE democrático.

Luis María Anson,de la Real Academia Española