Cuaderno Africano

Un veredicto amargo

La Razón
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Liberia vivió 14 años de guerra. Murieron 250.000 personas. 2.5 millones se vieron obligadas a huir de sus hogares. Se esfumaron miles de infancias. El horror más cruel se instaló en todo el país. Mutilaciones, violaciones, y demás crímenes se hicieron rutina.

Hoy, el ex presidente de Liberia entre 1997 y 2003 es, oficialmente, culpable, condenado por crímenes de guerra... en Sierra Leona.

Un veredicto amargo, a falta de conocer la pena que le será impuesta. Amarga porque no reconoce su responsabilidad de mando sobre los temerarios rebeldes del FRU a los que adiestró. Amarga porque el tribunal especial de La Haya habla de muertos sí, pero los 120 000 (entre 1991 et 2001) de Sierra Leona, no los de Liberia.

Taylor, el señor de la guerra, el cruel y sanguinario, el que hizo del terror su principal lema de campaña, el que intercambiaba armas por diamantes, (sí, esos a los denominan "diamantes de dangre") es culpable. Lo atestiguan los ex niños soldado que no encuentran su lugar en la sociedad. Lo atestiguan los miles de mutilados, aquellos a los que se hacía elegir entre "manga larga, manga corta".

El veredicto amargo no empaña un hecho: Taylor es el primer líder africano condenado por un tribunal internacional. Y no debería ser el último.