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Europa según Juncker

El presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, en Estrasburgo
El presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, en Estrasburgolarazon

Como veterano eurócrata y presidente de la Comisión Europea que no aspira a un segundo mandato en 2019, Jean Claude Juncker se permitió ayer en Estrasburgo un ejercicio de voluntarismo político al que no estamos acostumbrados. Partiendo del clima de optimismo que atraviesa la UE tras un año marcado por el Brexit, la llegada de Trump a la Casa Blanca y el auge del populismo, el político luxemburgués animó a los Gobiernos a aprovechar el momento e impulsar la integración europea. De lo contrario, advierte, no podrán hacerlo cuando el viento sople en otra dirección. Así, animó a crear un euroministro de Finanzas, un Fondo Monetario Europeo o una agencia de ciberseguridad e impulsar la política exterior y de defensa común.

Sin embargo, más allá de mostrar una lista de buenos deseos, Juncker abogó por una Europa unida que acabe con la brecha entre el este y el oeste nacida a raíz de la crisis de refugiados. De ahí que promueva que para 2025 los Veintisiete compartan tanto el euro como Schengen. Una iniciativa que será rápidamente rechazada por gobiernos como Alemania, que, después de la traumática experiencia de los tres rescates griegos, no estarán dispuestos a aceptar que ingresen en la Eurozona socios con economías débiles que no cumplen los criterios de convergencia. Además, tanto Dinamarca como Suecia, que gozan de un “opting out” en los tratados, no tienen en su agenda sumarse a la moneda única tras ser ya rechazado en referéndum por sus ciudadanos en 2000 y 2003, respectivamente.

Frente a la Europa de varias velocidades o de geometría variable que impulsa el eje franco-alemán para acabar con el “impasse” europeo, Juncker propugna volver a la unanimidad y al café para todos, una fórmula que ha paralizado ya en el pasado la toma de decisiones. Y es que la unanimidad impide profundizar en la integración europea a aquellos que sí están dispuestos a dar pasos adelante. En contra de la opinión de Emmanuel Macron y Angela Merkel, el presidente de la Comisión rechaza la puesta en marcha de una presupuesto un Parlamento para la zona euro.

En cambio, Juncker acierta en devolver a la Comisión el protagonismo perdido durante los últimos años, durante los cuales ha solido ir a remolque de los gobiernos, especialmente de Francia y Alemania. Frente a esa Europa cada vez más intergubernamental, se debería regresar al método comunitario y al poder de iniciativa de la CE. De ahí que para lograrlo el luxemburgués proponga dejar sin trabajo a Donald Tusk y unificar la presidencia de la Comisión y del Consejo. “Europa sería más fácil de entender si un solo capitán dirige el barco”, defiende para acabar con dicha cacofonía.

pgarcia@larazon.es