Los puntos sobre las íes
La campaña sucia contra Feijóo empieza ya
Que se prepare el más que probable futuro presidente. Le van a disparar con toda suerte de bulos, a cual más burdo
En Génova 13 hay una frase que hace furor desde tiempos inmemoriales y de la que los más viejos del lugar están empezando a echar mano ante la que se avecina: «En el PP no sabemos ganar y en el PSOE no saben perder». Para que todo el mundo lo entienda: los populares suelen hacer el panoli desaprovechando las oportunidades que les brinda el destino cada vez que les toca gobernar, ¡maldita complejitis!, y los socialistas tiran de cheira cuando se adivina catástrofe en lontananza. Ya lo avisó Ayuso en una entrevista que le hice tras ese pedazo de victoria de 2021 que representó la tumba del podemismo coletudo amén del principio del fin del sanchismo: «Me da miedo lo que pase tras las próximas generales, a ver cómo entrega Sánchez el poder, si es que lo entrega». Sabía de lo que hablaba porque se anotó, contra todo y contra prácticamente todos, una mayoría absoluta moral que pocos vaticinábamos un mes antes. Su incontestable victoria tiene tanto más mérito teniendo en cuenta que padeció la más indigna y feroz campaña personal en 46 años de democracia. Aquella operación diseñada por el sobrevalorado Redondete fue aparentemente de una maldad que asusta, pero en el fondo resultó una chiquillada más de un tipo que intentaba aplicar en la vida real lo que veía en la serie House of Cards –no es broma–. El Gobierno se puso como objetivo colocar en el imaginario colectivo la sensación de que el éxito de la popular suponía la irrupción del fascismo en la región de Madrid. Vamos, que los homosexuales tendrían que emigrar, que las personas de izquierdas acabarían en la trena y que habría tanques patrullando por las calles. Una vez más, trataron a los ciudadanos como gilipollas. De las palabras pasaron a los hechos con una vil estrategia que pasaba por que los capos del PSOE y Podemos recibieran toda suerte de instrumentos letales. Ahí están las balas a los megaescoltados Pablo Iglesias y Marlaska o la navaja a Reyes Maroto, todas más falsas que Judas. Lo cual no evitó que ese pobre ser humano que es la ex ministra de Industria protagonizara el más espantoso de los ridículos presentando la minúscula faca que le había llegado por correo como si fuera el machete de Indiana Jones. El photoshop obra milagros. Ni 24 horas después nos enteramos que el remitente, que lo hizo con identidad real, era un enfermo mental fichado por la Policía que llevaba años actuando de esta manera. En las últimas municipales optaron por una táctica más ruin: adquirir votos allá donde pudieron. El de Mojácar fue el caso más sonado pero no el único conocido. Recuerdo que en Murcia compraron el voto de toxicómanos entregándoles droga y que consumaron jugarretas similares en Extremadura y Castilla La-Mancha. En el cuartel general del PP tienen claras dos cosas: que Pedro Sánchez está desesperaíto, doy fe, y que va a operar con las mismas malas artes de siempre por medios a sueldo interpuestos. He de recordar que el día que saltaba a la luz el caso Tito Berni, Sánchez y sus amiguetes de El País se dedicaban a ocultar las prostitutas, la farlopa y las mordidas mientras resucitaban la foto que hicieron a Feijóo en 1995 con un tipo que con el paso de los años sería detenido por narcotráfico. Que se prepare el más que probable futuro presidente. Le van a disparar con toda suerte de bulos, a cual más burdo. Pero no van a parar. Y que vigilen el voto por correo. Que el presidente del organismo público es el íntimo del autócrata.
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