
Y volvieron cantando
Una candidatura arruinada
La supervivencia de Sánchez -y de Illa- se cobrará muchos precios políticos, el primero, una candidatura arruinada en Andalucía
Las fonotecas, los archivos audiovisuales y las hemerotecas son inmisericordes, tanto que pueden acabar arruinando candidaturas autonómicas teledirigidas desde las mismísima Moncloa como ha ocurrido con la vicepresidenta Montero. Recientemente el presidente andaluz Juan Manuel Moreno nos confirmaba durante un multitudinario acto en este periódico su intención de llevar a junio del año próximo la convocatoria de elecciones, aunque curándose en salud añadía que «hoy por hoy esa es la intención». El presidente de la Junta es el único que tiene el botón nuclear de un eventual adelanto electoral y cuenta por lo tanto con toda la ventaja en el manejo de los tiempos, pero por si fueran pocas las bazas, se le ha sumado una nada menor como es el descalabro de todas las expectativas que el PSOE y el propio Sánchez habían depositado en la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, como candidata a recuperar para los socialistas el gobierno andaluz y embarcada desde hace meses en una esquizofrenia política que la sitúa como número dos del consejo de ministros de lunes a viernes y como mitinera los sábados y domingos en lo que se pretendía iba a ser una paulatina labor de desgaste contra el ejecutivo de Juanma Moreno.
Hay razones de peso que sitúan a Montero en las encuestas como proyecto de uno de los mayores descalabros del PSOE en Andalucía frente a la consolidación de las expectativas de una incluso más cómoda mayoría absoluta en favor del Partido Popular, razones que pasan sobre todo por la incongruencia de ofrecer una candidata a la Presidencia de la Junta que ha pasado a defender justo todo lo que en otro tiempo señalaba y denunciaba como la ruina de Andalucía. El pacto con la Generalitat catalana para avanzar en la cesión total del IRPF será una losa para Montero, sobre todo porque no existe andaluz con o sin derecho a voto que trague hoy con el mantra de «mientras haya un socialista en la Moncloa no habrá privilegios entre territorios». El acuerdo con Cataluña arruina la candidatura del PSOE sencillamente porque su inquieta candidata no puede vender ni la federalización estatal ni el café para todos que, como apuntan los propios inspectores de hacienda, es un imposible, ni el troceo de la agencia tributaria. La supervivencia de Sánchez -y de Illa- se cobrará muchos precios políticos, el primero, una candidatura arruinada en Andalucía.
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