
El bisturí
El PSOE adultera los estudios de sus dirigentes
La guerra de los currículums ofrece otro ejemplo de esta vieja tentación del socialismo de borrar el pasado
La izquierda ha sido siempre una consumada especialista en borrar de la escena pública lo que no le interesa. Además de eliminar físicamente a sus rivales políticos y disidentes, José Stalin les hacía desaparecer también de las fotografías -como sucedió con Trotski-, adelantándose con suma maestría a la llegada de Photoshop, pero haciéndose eco de una tradición que instauraron los romanos, los cuales suprimían monumentos, inscripciones y hasta imágenes que aludieran a un condenado. Esta suerte de Damnatio memoriae, como se denominó posteriormente a dicha práctica, ha sido emulada por dictadores y sátrapas de todo tipo y condición en todo tipo de situaciones. Fidel Castro y Pol Pot, el sanguinario dictador de Camboya, no querían que el pueblo leyera, porque el que lee piensa y desarrolla crítica y pensamiento, por lo que hacían desaparecer los libros, al más puro estilo inquisitorial, una práctica en la que también incurrió el nacionalsocialismo alemán. Esta suerte de index librorum prohibitorum hace imposible por ejemplo a cualquier turista que visite hoy La Habana la adquisición en alguna librería de una novela de John Grisham o el señor de los anillos de Tolkien. El PSOE no se ha atrevido a tanto, aunque algunos de sus dirigentes y sus socios de gobierno tienen tendencia a expulsar del círculo mediático a todo aquel que se les oponga o perturbe su plácida existencia. Sin embargo, el partido de Pedro Sánchez hace sus pinitos cuando vienen mal dadas. Si pudieran, a buen seguro enviarían al limbo del olvido a más de un juez y a numerosos medios críticos con todo lo que está ocurriendo. La guerra de los currículums ofrece otro ejemplo de esta vieja tentación del socialismo de borrar el pasado cuando éste le incomoda o se demuestra simplemente que era falso. En los últimos días ha trascendido la desaparición del enlace de la web en el que se podían consultar las biografías de los miembros de su Comisión Ejecutiva elegida en Sevilla a finales de 2024. En el aire está la competencia real de personajes como la delegada del Gobierno en Valencia y látigo de Carlos Mazón, Pilar Bernabé, o del exaltado Patxi López, cuyas licenciaturas parecen tan falsas como el master de Óscar Puente que supervisaba José Félix Tezanos, la tesis del propio presidente del Gobierno o la titulación de su mujer, Begoña Gómez. Si Noelia Núñez dimitió por falsear las referencias a sus estudios, ¿por qué no habrían de hacerlo ellos? El borrado de referencias pasadas no es algo nuevo en este PSOE. Aunque no fue muy conocido, durante la pandemia de Covid-19 se produjeron varias alteraciones de documentos oficiales en la web del Ministerio de Sanidad. LA RAZÓN informó, por ejemplo, de que este departamento primero eliminó y luego volvió a publicar, adulterados, dos informes que alertaban de la peligrosidad del virus y de la altísima tasa de transmisión en eventos antes de permitir el 8 de marzo de 2020 la celebración de 480 manifestaciones feministas en las que participaron 600.979 personas, según una respuesta parlamentaria del Gobierno. Ambos documentos tenían fecha del 10 de febrero y del 6 de marzo de ese año y en su nueva versión ya no figuraban, entre otras cosas, el nombre de los autores, que eran en realidad los supuestos expertos que el Ejecutivo se negó a notificar hasta pasados unos meses y que, en realidad, eran simplemente técnicos a las órdenes del polémico y tan querido por la ultraizquierda Fernando Simón.
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