Big data

Casi 14 millones de españoles enfermaron por coronavirus durante la pandemia

Hoy la infección tan solo es una preocupación para el 0,2% de los ciudadanos

El pasado viernes 5 de mayo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) anunciaba el fin del nivel más alto de alerta mundial por COVID-19. «Durante más de un año, la pandemia ha tenido una tendencia a la baja».

Atrás quedaba el 11 de marzo de 2020, cuando esta misma agencia mundial de la ONU proclamaba que la nueva enfermedad conocida como COVID-19 podía caracterizarse como una pandemia, al haberse extendido por varios países, continentes e incluso todo el mundo, y que afecta a millones de personas.

Añadía la OMS a esta declaración de alerta planetaria que «nunca antes habíamos visto una pandemia provocada por un coronavirus, pero añadía que «nunca antes hemos visto una pandemia que pueda ser controlada, al mismo tiempo».

Treinta y nueve meses hemos tardado en poner fin a la alerta sanitaria.

En el mes de abril de 2020, al mes siguiente del estallido de la pandemia y del confinamiento forzoso, el 49,3% de los españoles mostraba su preocupación por el COVID-19. Un año después el porcentaje se mantenía alto, pero ya se había reducido al 38,8%. En abril de 2022 ya era un dato muy bajo, tan solo preocupaba al 7,6% de los ciudadanos y en este barómetro de abril de 2023, tan solo es un problema para el 0,2% de la población española.

Por lo que también para los españoles se da por finiquitada la pandemia, a pesar de que el virus está ahí fuera y en cualquier momento puede haber un rebrote en el lugar más insospechado del planeta.

De hecho, el ministro de Sanidad, José Miñones, ha advertido de que la COVID-19 «no ha desaparecido» a pesar del fin de la emergencia sanitaria internacional que decretó la OMS. «Una emergencia que ha terminado pero que por desgracia no significa que el coronavirus haya desaparecido ni que podamos bajar la guardia. La COVID-19 sigue entre nosotros y se ha convertido en una enfermedad a gestionar en el largo plazo». En este momento, la Ponencia de Alertas está trabajando en la transición a una Estrategia de Vigilancia y Control de la COVID-19, tanto en Atención Primaria como a nivel hospitalario, que integre la vigilancia de la gripe, el COVID-19 o el virus respiratorio sincitial (VRS).

En todo caso, la realidad es que el primer estado de alarma terminó el 21 de junio de 2021. El fin del confinamiento dio paso a la orwelliana «nueva normalidad». El CIS preguntaba a los ciudadanos sobre el nivel de afectación padecida personalmente por la pandemia. El 48,9% respondía que mucho o bastante. Mientras que otra mitad de españoles afirmaba que poco o nada.

En el inicio de la pandemia, en abril de 2020, el CIS preguntaba si cuando termine la crisis del COVID-19 debería hacerse un esfuerzo especial para intentar llegar a grandes acuerdos ante la crisis económica y laboral, o cree que lo mejor es que cada partido plantee sus propias alternativas y puntos de vista. Hubo una respuesta casi unánime. El 91,4% respondió que era mejor que se intenten grandes acuerdos. Aquello quedó en el olvido y este país volvió a perder una oportunidad histórica.

Ha pasado mucho tiempo desde el primer caso importado en España (un turista en La Gomera que se había infectado en Alemania), que se conoció el 31 de enero de 2020. Fue casi un mes más tarde, el 26 de febrero, cuando se confirmó el primer contagio local. Era un hombre de 62 años en Sevilla. Ahora, el balance definitivo a día 3 de mayo de 2023, con los últimos datos recabados por la OMS en el momento del anuncio del fin de la emergencia sanitaria, es de 6.921.614 fallecidos en todo el mundo; 120.964 en España, según el Instituto de Salud Carlos III. Oficialmente han pasado la enfermedad 765.222.932 de personas en el planeta y 13.845.825 en nuestro país. La realidad es que nadie puede certificar el alcance real del virus y hay que dar por seguro que casi toda la población ha estado en contacto con él.