Julián García Candau

Abandonó la excelencia

El Madrid estaba obligado a confirmar en Pamplona que la excelencia mostrada en Liga de Campeones no era cuestión circunstancial. Con Xabi Alonso, Isco y Modric en el centro del campo movió el balón de manera muy diferente, nueva en esta temporada. Contra Osasuna, Ancelotti insistió en el trío y el partido tuvo un cuarto de hora en el que el juego era elaborado, el equipo jugaba sin urgencias, no necesitaba rifar los balones, trenzaba atrás y delante y manejaba el partido.

Bastó que llegara el primer tanto osasunista para que a los madridistas les entraran las prisas y todo cambiara. A pelotazos, al contragolpe, con la necesidad de empatar, el fútbol madridista comenzó a parecerse al del equipo anfitrión. Osasuna, disputándole la pelota al Madrid y con más recuperaciones de las esperadas, consiguió la segunda diana.

En el último minuto del primer tiempo marcó el Madrid. Diego López salvó el tercero de Osasuna. Complicó la vida al Madrid la expulsión de Sergio Ramos, Clos Gómez, internacional agraciado en una tómbola, hizo alarde de amonestaciones más que discutibles. Y no pitó un penalti en el área pamplonesa. En el minuto 79, expulsó a Silva y el saque de la falta se convirtió en empate con remate de Pepe.

Hasta el final hubo forcejeo. Con diez, el Madrid acorraló a Osasuna. Empatados a fuerzas no hubo nada. Ancelotti tal vez equivocó los cambios. Relevar a Modric e Isco no facilitó el buen juego. La excelencia que se deseaba duró un suspiro. Hay demasiada tendencia a volver al contraataque.

Posdata. Sergio Ramos aumentó su récord de expulsiones. Le pasarán factura.