Irene Villa

Abruma

La Razón
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Cuando recibí, llena de incredulidad, la escalofriante noticia de la escenificación de violencia y un gran viva a bandas asesinas que tanto dolor han esparcido en España, pensé que nadie podría justificar aquello y que por fin se alzaría la voz al unísono frente a esos que defienden el odio, el enfrentamiento, el victimismo... y que llevan el resentimiento y las armas como bandera porque son antisistema, enfadados con el mundo, por lo que jamás tendrán la capacidad de ver el amor como puente, principio y final de todo. Que haya quien defienda lo indefendible es de denunciar y rechazar, pero que ese alguien esté tan presente y protagonista entre quienes aspiran a gobernarnos, como mínimo, abruma. Para esos que ven libertad de expresión en hacer alabanzas a ETA, hay que recordarles la extensa lista de niños asesinados. Mi hermana y yo podríamos haber estado entre ellos. Un error estratégico de la banda asesina lo impidió (las ambulancias estaban muy cerca), pero jamás me olvido de todos los que no tuvieron nuestra suerte: M. Begoña Urroz Ibarrola, un año y medio, José María Piris Carballo, 13 años, Alfredo Aguirre Belascoain, 13 años, Daniel Garrido Velasco, 14 años, Sonia Cabrerizo Mármol, 15 años, Susana Cabrerizo Mármol, 13 años, Silvia Vicente Manzanares, 13 años, Jorge Vicente Manzanares, nueve años, Silvia Pino, siete años, Silvia Ballarín, seis años, Rocío Capilla, 12 años, Pedro Alcaraz Martos, 16 años, Esther Barrera Alcaraz, tres años, Miriam Barrera Alcaraz, tres años, Luis Delgado Villalonga, tres años, María del Coro Villamudria, 17 años, M. Cristina Rosa Muñoz, 14 años, M. Dolores Quesada, ocho años, Ana Cristina Porras, 10 años, Vanesa Ruiz, 11 años, Francisco Díaz Sánchez, 17 años, Fabio Moreno, dos años, Juan José Carrasco, 13 años, Silvia Martínez Santiago, seis años. Por su memoria, y la de los miles de hombres y mujeres asesinados por terroristas que algunos alaban con el beneplácito de quienes están en las instituciones, pedimos que jamás la exaltación del terrorismo sea comprendida y justificada como libertad de expresión. Porque lo siguiente será llevarlo a cabo.