Ahora le ha vuelto a tocar a ella

Ayer escribía de la expectación con la vuelta a un programa televisivo de Isabel Pantoja. Los resultados de este interés han superado los mejores pronósticos. Una media de cerca del 24% de la audiencia en prime time es una cifra al alcance de muy pocos espectáculos, más si «El Hormiguero» tiene 45 minutos extra de emisión y se dedica íntegramente a Pantoja. El citado programa, que está siempre entre los primeros de su franja, tiene una media del 16% y de 3.100.000 espectadores. Estos son hechos concretos que no tienen contestación. A partir de ahí, todo está sometido a la libre opinión de los espectadores. En el programa de Onda Cero exponíamos nuestros puntos de vista Susana Valdés, Chema García y yo, que defendía que, aparte de mi valoración, Isabel y sus asesores habrían acertado al plantear las dos horas y media del show como la presentación televisiva del nuevo trabajo de la artista. Ése fue el eje de todo. Tanto que, por primera vez en el programa, se actuaba cantando en directo, acompañada de gran orquesta sinfónica. Leves referencias a «eso de lo que no quiero acordarme», según decía la cantante, aunque reconocía que, aunque ha borrado el pasado, todavía su cabeza no está libre del todo de los dos últimos años, pero que la parte positiva es valorar intensamente las pequeñas cosas y vivir completamente al día; que su vida será su familia y cantar y bailar por los escenarios, como lleva haciendo más de 40 años. Resultaba claro que la imagen que quería proyectar era que despedía a la Isabel sumergida en una especie de drama a lo Bernarda Alba, que su nuevo día era reír, disfrutar y, para ello, desplegó toda su seducción. Bailó, cantó, cocinó. Susana opinó que la cantante estuvo muy inteligente, pero que Pablo Motos le pareció un fan más que un presentador. Puede ser, pero ni el programa es nunca agresivo ni conocemos las condiciones de la estrella, para darle a su programa y a la cadena tan sustanciosa actuación en exclusiva y gratis total.