Al acecho

Ángel María Villar espera que en la UEFA se las pongan como a Fernando VII para presentar su candidatura a presidirla. El próximo 17 de mayo hay Comité Ejecutivo en Basilea y es ahí donde se decidirá la estrategia de futuro –urnas en junio, antes de la Eurocopa de Francia, o en septiembre– ahora que Michel Platini ha presentado su dimisión y ya no será un obstáculo moral para el más que probable candidato español, que no tiene resuelto qué hará en Europa; pero sí qué piensa hacer en España. En cualquier caso, ambas decisiones van cogidas de la mano.

En estos momentos en que la primavera recela de los chaparrones de mayo, Villar deshoja la margarita, aunque después de la determinación del TAS y de la caída definitiva de Platini su camino hacia el pináculo de la UEFA, que preside en funciones, está un poco más expedito. Y no ha decidido nada porque no quiere dar un paso en falso. Pero está ojo avizor y no va a dar puntada sin hilo. Si dentro de una semana es candidato único, mejor; si hay adversarios, procurará aglutinar el mayor número de apoyos para presentarse a las elecciones y ganarlas sin derramamiento de sangre. Si se cierne sobre él la sombra de la derrota, lo apostará todo al que hoy por hoy es objetivo prioritario: la Federación Española. Sólo presidir el máximo organismo del fútbol europeo le puede desviar del destino innegociable, ocupar otros cuatro años el trono de la RFEF, con lo que emprendería el octavo mandato al frente del balompié nacional.

Lo mejor para el fútbol español sería que Ángel María Villar presidiera la UEFA y que Jorge Pérez, si aquél no designa un sucesor que en ningún caso disfrutaría de su poder ni de su predicamento, fuera el presidente de la Federación. Ambos están al acecho.