Julián Redondo

Algo pasa con «Mou»

Huelga decir que «el Madrid no se rinde jamás»; pero Florentino Pérez lo ha recordado, quizá para levantar la moral de la tropa; tal vez para revitalizar el alicaído ánimo de su entrenador, o acaso para refrescarle el colosal legado del club al que representa. En el Madrid, lo tradicional es ganar. Si hubiera que aplicarle el título de una película, sería éste: «Nacido para vencer». Toshack se distrajo con la visión de un elefante volando sobre el Bernabéu y le cayó encima el finiquito. Mourinho está perdiendo la concentración, y no me atrevo a decir que el oremus, y sus veleidades le han costado al equipo 15 puntos en 16 partidos. Y como el Barça le aventaja en 13, todo apunta a que ha perdido la Liga en otoño, lo que en el Madrid resulta escandaloso.

El equipo se alimenta de la generosidad del entrenador, de su imaginación, de su sabiduría, de su conocimiento, de sus debilidades, de su fortaleza y de sus dudas. Y Mourinho vacila, con las alineaciones y con los planteamientos. Algo pasa con «Mou». Sus enemigos –se me ocurre que este hombre no tiene rivales, adversarios o contrincantes, sino enemigos– los encuentra fuera del terreno de juego. Acompañado por cinco auxiliares, ha encerrado a un periodista en una habitación para decirle que es «una mierda». El recurso escatológico en su caso no tiene gracia. Prefiero este otro de García Márquez: «El día que la mierda tenga valor, los pobres nacerán sin culo». O este otro de Hemingway: «Quédate siempre detrás del hombre que dispara y delante del hombre que está cagando, así estarás a salvo de las balas y de la mierda». El problema de «Mou» es que dispara con lo segundo.