Sevilla

Amigo y fuente

La Razón
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Cumplidos los cuarenta hace un ratito, se empeñaba en usar el vocativo paternalista, más por recalcar su magisterio que por otra cosa. «Tú pon que te lo ha dicho un alto cargo de la Junta, niño, aunque sea funcionario. Así no me dan la lata con preguntas». Ayer nos despedimos para siempre de Luis García Caviedes, dueño de muchas vidas con quien un día tuvo la suerte de cruzarse el Ciencias Club de Rugby, que le debe poco menos que su supervivencia en estos tiempos de zozobra. Cura exclaustrado, psicoanalista, biógrafo de Curro Romero y futbolista en sus años mozos, entre otras muchas cosas, ejerció de factótum en varias consejerías durante «los años del dinero», como él los llamaba. «A ver si me he librado de todos los marrones del trabajo y me van a empapelar por trescientos euros de subvención para los alevines, niño». Desde hace un lustro, era la fuente por antonomasia, la persona que siempre devolvía las llamadas después de haber hablado con «alguien de muy adentro». Lo hacía por pura diversión, con ese cáustico sentido del humor que lo acompañó hasta el final. «La (...) –rellene la línea de puntos para denominar a la cúspide del poder andaluz– nos ha fallado sólo con la crisis de gobierno, niño, en todo lo demás hemos acertado. Y ahora, como te dije hace más de dos años, secretaria general sin primarias». Fue una pequeña parte de nuestra última conversación, monopolizada en realidad por los fichajes del Sevilla y las perspectivas de la temporada rugbística. «Mientras tengamos quinientas fichas en las categorías inferiores, me da igual el primer equipo». Narrador desopilante, combinaba en sus peroratas la información y la carcajada. «De la gente divertida no me vas a escuchar una palabra mala, niño, así que deja de preguntarme por (...). No quiero mentirte».