Artur Mas y su desatino

Si no fuera por el grave perjuicio a los catalanes, Artur Mas, Oriol Junqueras y sus mariachis merecerían vivir la experiencia del viaje a ninguna parte y terminar implorando su reintegración a España. Como dice mi amigo Rogelio, si fuera posible, todos esos irresponsables deberían lograr una victoria y comprobar cómo Cataluña y sus habitantes vivían al margen de la Unión Europea, cómo fracasaban en los mercados a la hora de colocar sus bonos, considerados basura, y obtener el dinero que tan preciso les es para la educación, la sanidad, los servicios sociales y demás inversiones. Si apuramos, hasta en qué Ligas jugarían los equipos de los diferentes deportes, especialmente qué sería del Barça sin su rivalidad con el Madrid.

Sé que quienes pretenden llevar, cuales Moisés, a su grey a la tierra de promisión argumentan su balanza favorable respecto al resto de la nación. Olvidan que los españoles son los principales causantes de sus beneficios, de que las cuentas les salgan positivas. Sin ellos, sus empresas no habrían adquirido su dimensión ni rentabilidad.

Como esa experiencia no será posible, el presidente de la Generalitat catalana ha embarcado a su Comunidad en una nave destinada a embarrancar. Su periplo no tiene futuro porque, en mi opinión y en primer lugar, va a perder. Su pulso plebiscitario obtendrá la derrota y se verá ridículo.

Y digo más, si obtuvieran un triunfo pírrico, saldría al balcón del Palau ¿a qué? ¿a proclamar la independencia? ¿cómo? ¿a declarar la guerra a España? Todo un desatino.

No me sorprende que en la intimidad Artur Mas hubiera preferido que la Guardia Civil se lo hubiera llevado preso y no tener que convocar elecciones. Así es la vida.