Islas Baleares
Balears
La «Fundació Jaume III» nació a finales de 2013, con un objetivo claro y llamativo: dignificar «es mallorquí», «es menorquí» y «s’eivissenc», las lenguas propias que se hablan en Baleares, sin menoscabo del reconocimiento de ser lenguas que tienen un tronco lingüístico común junto al catalán y al valenciano, y con la clara vocación de defender las señas de identidad propias de los habitantes de las islas Baleares, a la par que reivindicarlas como la manera natural de sentirse profundamente españoles. La presión secesionista ha cambiado la secular manera de hablar de las Islas Baleares, arrinconando la lengua propia balear, y que se traduce con la pérdida de modismos y frases hechas, así como la sustitución forzada de muchas palabras por sinónimos catalanes. Esta degradación del uso de la lengua propia tiene un origen muy concreto, justo en 1983, año en que se aprueba se primer Estatuto de Autonomía, y que reconoce el catalán como lengua propia de Baleares y rebajando el mallorquín a dialecto. En las escuelas, en la universidad, en las editoriales de la prensa, en los medios de comunicación públicos se arrinconan formas y modismos que siempre se han usado en las Baleares y se sustituyen por otros, con una lista que se hace interminable y que no sólo afecta al léxico, sino también a las flexiones verbales, a la sintaxis y con el agravante de la desaparición y persecución del artículo baleárico (el artículo salat), al tiempo que muchas locuciones han sido sustituidas por falta de enseñanza y uso público. Para ello proponen la elaboración de un modelo de mallorquín, menorquín e ibicenco, para todo tipo de usos formales que dé preferencia a las formas insulares ante las usadas en la comunidad autónoma de Catalunya y que se concreta en la edición de un libro de estilo, para facilitar el uso de las hablas propias de las Balears, prestigiando su uso de forma efectiva y no de forma retórica. La Fundación Jaume III, que debe su nombre al último rey independiente del antiguo «Regne de Mallorca», no quiere alimentar debates estériles que no llevan a ninguna parte, sino hacer un trabajo efectivo y práctico en defensa de la hispanidad balear. Apuestan por un modelo de lengua integrador, que se pueda ver como una transición natural y que permita corregir los abusos que se han cometido estos años, un modelo que haga que también las personas que hoy en día utilicen el catalán normativo vayan decantándose gradualmente hacia formas más autóctonas. La Fundación Jaume III no nació como una simple asociación cultural, sino que aspira a erigirse en un movimiento ciudadano de amplia base social que agrupe iniciativas políticas, mediáticas, filológicas, asociativas y culturales encaminadas a prestigiar el mallorquín, el menorquín y el ibicenco en todos los ámbitos. Para ello cuenta con un proyecto muy ambicioso encabezado por personas y profesionales de primer orden y que desarrollen un relato alternativo de nacionalismo separatista y que defienda la insularidad de las baleares como la mejor contribución a la patria común. El separatismo ha logrado romper la sociedad catalana. El próximo objetivo serán las Islas Baleares. No lo permitamos, y demos respaldo a las propuestas hispanistas que las bravas gentes de las islas, los descendientes de los bravos honderos, empiezan a trabajar en un ambiente de gran animadversión.
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