Reyes Monforte

Clases de tortura

En 1992 un joven de 14 años sufrió una caída cuando era acosado por unos compañeros de su instituto que pretendían hacerle una novatada. Las lesiones sufridas le impidieron asistir a clase durante todo el curso, ocasionándole una minusvalía del 75%. El Tribunal Supremo condenó al Ministerio de Educación a indemnizarle con 256.120 euros por las graves secuelas padecidas. En 2013, seis estudiantes de la Universidad de Lusófona de Lisboa murieron en la playa de Meco al ser atrapados por una ola en el transcurso de una novatada. El año pasado, un alumno de la escuela militar francesa de Saint-Cyr murió ahogado en un lago durante una novatada. Supongo que a alguien le parecería gracioso.

Las novatadas no son bromas ni producen risa. Más bien son un tipo de tortura, muy próximas al delito. Tienen que ver con el abuso de autoridad, la dominación, el chantaje y la amenaza. Para cometer estas vejaciones y humillaciones utilizan un argumento que suele servir para cometer las mayores atrocidades: la tradición. La ablación del clítoris, la lapidación de mujeres o el matrimonio forzoso de niñas de 6 años con adultos de 50 también son consideradas tradiciones, al menos por parte de quienes las cometen supongo que como barata justificación. En Francia las novatadas están oficialmente prohibidas desde 1998 y están tipificadas como delito en el Código Penal, castigado con un máximo de seis meses de cárcel y 15.000 euros de multa. Quizá sería una solución porque lo de concienciar no parece que funcione. Eso, o que algún político llame a la televisión para decir que está en contra de esta tradición cruel, como asegura estar contra el Toro de la Vega. A no ser que en esto de las torturas también haya clases.