Ángela Vallvey
Comer y dormir
Los españoles nos vamos a la cama más tarde que en cualquier otro país y comemos los últimos. En todo el mundo se acuestan y comen antes. El almuerzo en España se hace casi a la hora en que el resto del planeta se encuentra cenando. ¿A qué se debe que seamos tan trasnochadores y que nuestra comida principal la realicemos a hora tan tardía...? Existe una Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles a la que nadie hace mucho caso pese a estar cargada de argumentos de peso para que cambiemos nuestros hábitos de vida. ¿Los españoles se acuestan tardísimo porque en la tele ponen los programas más interesantes a partir de las tantas, o viceversa...? No hace mucho, sin embargo –hasta la llegada del franquismo–, que en España se almorzaba a la misma hora en que lo hacía el resto del planeta (doce del mediodía, alrededor de la una...), y a partir de la medianoche en el franquismo no había nada atrayente que ver en televisión (ni siquiera televisión). En nuestro bagaje histórico se han ido acumulando la llegada de la democracia, el aumento del desempleo, la entrada en Europa, la recesión..., pero los horarios españoles han ido aumentando sus diferencias con el resto de la humanidad. Irnos tarde a la cama para levantarnos cansados: al igual que Macbeth, parecemos seres perseguidos por una terrible voz que nos condena a no dormir, pese a que nosotros no hayamos cometido ningún asesinato ni delito que no sea engancharnos al último «reality-show». En Suiza, taconear en casa a las ocho es asegurarse que el vecino llamará cabreado a la policía. En España resulta habitual mover el sofá y el mueble-bar a las tres de la mañana con la Teletienda a todo volumen.
España es («más») diferente. Aún.
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