El trípode
Fernando VII y Sánchez
Aunque ha habido que esperar más de doscientos años, Fernando VII ya tiene imitador en la persona de Sánchez I.
El ugetista y progresista Álvarez, -con su bufanda, cual el padre Ángel con la roja suya escoltando a Sánchez y Begoña- va a cumplimentar al conocido prófugo de la Justicia a Waterloo, a suplicar su apoyo para conseguir la reducción de la jornada laboral. Es una imagen más de la degradación de la democracia y la ofensa continuada en que está sumida España, como precio a pagar para que Sánchez vea satisfecho su deseo de seguir en la Moncloa y el Falcon pese a haber perdido las elecciones. Jamás en la Historia de España desde la claudicación de Fernando VII ante Napoleón en Bayona, -lo que es causa de ser conocido por los «progresistas» del momento como el «Rey felón»-, se había producido una infamia nacional semejante. Pero aunque ha habido que esperar más de doscientos años, Fernando VII ya tiene imitador en la persona de Sánchez I, alumno aventajado en la práctica de esa conducta. Además ambos comparten otra curiosa coincidencia al ser Waterloo el lugar donde se produjo la definitiva derrota del emperador francés, para tras ella tener que residir exiliado forzoso hasta su fallecimiento en la isla de Santa Elena. Pues allí mismo en Waterloo, reside Puigdemont a donde Cerdán, Pepe Álvarez y todos quienes dependen de su voluntad para sobrevivir política y laboralmente van a rendirle la debida pleitesía.
El «actual Fernando VII», por su parte, ya ha anunciado su disposición a hacerse una fotografía con quien le mantiene en el poder, la cual sin duda pasará a la posteridad como la imagen de esta etapa ignominiosa del Frente Popular sanchista, tan progresista como Puigdemont, al cual le deben tanto su existencia como su misma subsistencia política. Desde luego Pepe Álvarez compartirá con ese encuentro su cuota de gloria con Sánchez I y con Santos Cerdán. De momento solo falta para ese cuadro de honor el padre Ángel con su roja corbata aunque todavía no consta haya solicitado la correspondiente audiencia. Mientras a la espera de la misma, Sánchez convoca a los 17 presidentes autonómicos en el Palacio de la Magdalena de Santander, un lugar que no tiene nada que envidiar por su gran belleza, ni a Waterloo ni a la isla del exilio napoleónico. Allí han debatido cómo concederle a Junqueras y Puigdemont el cupo exigido, que debe ser unilateral y multilateral, singular, solidario y aceptable para el separatismo. Y todo ello simultáneamente. La oferta es condonar deuda a todos, lo que es fácil, porque como dijo Carmen Calvo para los progresistas «el dinero público no es de nadie». Total, la deuda pública de España solo es de 1,6 BILLONES de €.
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